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Pérdida del grado de inversión, un problema que se veía venir: ¿y ahora?

  • Mercado ya daba por descontado que Colombia perdiera el grado de inversión. Ilustración: Esteban París Londoño
    Mercado ya daba por descontado que Colombia perdiera el grado de inversión. Ilustración: Esteban París Londoño
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21 de mayo de 2021
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La decisión de la calificadora S&P Global Ratings (Standard & Poor’s) de bajarle la nota crediticia a Colombia a BB+ con perspectiva estable –desde BBB- con perspectiva negativa–, que le quitó grado de inversión al país, tuvo sus primeras implicaciones en tasa de cambio, Bolsa de Valores de Colombia (BVC) y hasta en una emisión de bonos.

Así, en la jornada del jueves el dólar tuvo una fuerte subida y abrió 66,41 pesos por encima de la Tasa Representativa del Mercado (TRM) de $3.682,66 definida por la Superfinanciera, aunque se recuperó estabilidad y la tasa de cambio que rige hoy es de $3.721,57, es decir $38,91 más que ayer.

Por los lados de la BVC el índice accionario que refleja el comportamiento de las acciones más líquidas, conocido como Colcap, abrió en rojo con una caída de 2,25 % y finalizó perdiendo 1,25 %.

Además, la situación obligó a Bancóldex a aplazar la emisión de sus ‘Bonos de Reactivación’ cuyo monto de colocación sería de $500.000 millones con potencial para ampliarse a $1 billón –con los cuales esperaba recursos para apalancar la recuperación de mipymes– en la medida que se afectaron las condiciones financieras para hacerlo.

Pero estas son tan solo algunas señales respecto a las consecuencias de fondo que tendría la medida de S&P, de acuerdo con expertos. “Se dio más rápido de lo esperado. Esto es un terremoto, genera volatilidad y se esperan las réplicas que serían la rebaja de calificación de S&P a empresas y que las otras calificadoras, como Moody’s y Fitch, se pronuncien”, analiza Felipe Campos, jefe de Investigaciones Económicas y Estrategia de la comisionista Alianza Valores.

Según él, uno de los mayores riesgos es que si otra firma se une a la decisión de quitarle grado de inversión a Colombia, siendo la más cercana a ello Fitch, hay cerca de $5 billones que tienen extranjeros en títulos de deuda pública (TES) que podrían salir del país.

De su lado, Juan David Ballén, director de análisis y estrategia de la firma Casa de Bolsa, recuerda que desde hace un tiempo el mercado estaba dando por descontada esa reducción de la nota crediticia, la cual provoca que las tasas a las que se financia el país se eleven. No obstante, enfatiza en que se debe poner la situación en contexto porque los intereses en los mercados están en niveles históricamente bajos.

“Por ejemplo, la última vez que Colombia perdió el grado de inversión, que fue en 1999, las tasas de largo plazo estaban en el 25 %, mientras que hoy se ubican alrededor del 7,5 %. Entonces son bajas respecto a la historia, aunque si se comparan con países que cuentan con mejor calificación, son altas. Igualmente, no somos el único territorio que vive este desafío”, acota Ballén.

Pensando en cómo impactaría al ciudadano del común, Yenny Saldarriaga, CEO de Mundial de Contadores, firma de gestión contable y tributaria, reseña que en el sector privado las empresas golpeadas en sus ingresos por la pandemia y que ahora deban financiarse a mayores tasas para cumplir con las obligaciones del día a día podrían apelar, en el peor de los casos, a reducir costos ante la difícil situación y barajar allí una reducción de nómina, en medio de un contexto con una tasa de desempleo nacional que se ubicó en 14,2 % en marzo, según el Dane.

Saldarriaga adhiere la depreciación del peso frente al dólar como otra consecuencia, en la que quienes perderían son los importadores. Y es que de acuerdo con el Banco de la República cuando ocurre un fenómeno de esta clase estos empresarios se afectan porque “al tener que pagar más dinero local (pesos) por la misma cantidad de divisas (dólares) para adquirir bienes y servicios en el exterior, sus pagos serán mayores, por lo que los beneficios de sus compañías disminuirán”.

Margen de maniobra

A pesar de las implicaciones, Ballén, de Casa de Bolsa, dice que hay que valorar las razones por las cuales la perspectiva en la nota del país pasó de negativa a estable. “S&P argumenta que espera que la economía colombiana se recupere en los próximos dos a tres años y se logren hacer todos los ajustes fiscales que sean necesarios. Eso es muy positivo porque al final tenemos que buscar esos dos objetivos; si lo conseguimos, mantienen la calificación, y si todo va mejor, podemos recuperar el grado de inversión en un futuro. Lo más importante es lograr un consenso frente a la reforma”.

Campos, de Alianza Valores, dice que el “lado positivo” es que esa acción de la firma evaluadora era esperada desde hace cuatro años, por lo que su impacto en el precio de los activos no será tan sorpresivo, y además se trata de una “tendencia” entre los países emergentes, por lo que no necesariamente habla mal de Colombia. “México, Brasil, Chile, Sudáfrica y Rusia también perdieron grados de inversión. Nuestro país ha estado en el promedio”.

En línea con lo que comentan Campos y Ballén, Ana Vera, analista de Renta Fija de Corficolombiana, complementa que respecto a enero las tasas a las que se financia el Gobierno han subido más de 1,5 puntos porcentuales por lo que parte del aumento ya estaba descontado. “Además, los bonos en dólares (de Colombia) ya pagan primas similares a las de países que no tienen grado de inversión”.

Eso sí, Vera deja en claro que “la prioridad ahora es tener un plan de ajuste fiscal creíble y mantener la confianza en el manejo responsable de la política económica”, por lo que la expectativa está en las medidas contempladas en la reforma tributaria 2.0 a la que le queda menos de un mes para ser radicada y aprobada, por lo menos en la actual legislatura.

En ese sentido cabe recordar que tras la decisión de S&P el ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, resaltó que dos de los frentes principales para el Gobierno son “avanzar en esfuerzos por alcanzar consensos que permitan la financiación de los programas sociales y la estabilización de las finanzas públicas (...) para mantener la confianza que históricamente han tenido los mercados en nuestro país”. Además, según anticipó Bloomberg, el titular de esa cartera tendría planeado reunirse con Fitch y Moody’s pensando en fortalecer dicha confianza.

Ojo con Fitch

Y es que la situación da pie para pensar en qué va a pasar con las otras calificadoras y una de las primeras en analizarlo es la firma de servicios financieros JP Morgan, que ve muy probable que Fitch también le rebaje la nota a Colombia antes de que termine el año (actualmente se encuentra en BBB-).

En un documento asegura que no está convencida “de que Fitch vea la trayectoria fiscal de Colombia durante los próximos 2-3 años de manera muy diferente a la de S&P, y pensamos que es probable que se pierda el grado de inversión”. En su concepto, Fitch ha sido “mucho más agresiva” en sus comentarios públicos (sobre el país) que las otras dos agencias.

“Los aspectos positivos, como un mayor crecimiento, una regla fiscal repensada y un sólido historial abogarían por una perspectiva estable después de la rebaja, pero no está tan claro que estos factores sean suficientes para salvar el grado de inversión de Colombia”, postula JP Morgan, que también ve en el horizonte un compás de espera de Fitch hasta que se aclare qué pasará con la reforma fiscal para actuar, lo cual podría ocurrir, incluso, en enero del próximo año.

Lo cierto es que más allá de la incertidumbre por la situación fiscal y social del territorio nacional, las esperanzas de las evaluadoras para dar algún respaldo están en que se reduzca la déficit que este año subiría a se ampliaría a 8,6 % del Producto Interno Bruto ($94,7 billones) según Minhacienda, así como en el fortalecimiento de las finanzas públicas y un sector exportador más amplio y diversificado, entre otros factores.

A ello, la comisionista Credicorp Capital le agrega que “el crecimiento económico futuro será fundamental para evaluar las acciones de calificación en los próximos años, mientras que una estabilidad de las instituciones que permita alcanzar consensos sociales y económicos será un factor clave a monitorear”.

En cualquier caso, cree que en el corto plazo habrá alta volatilidad en la medida que los mercados empiecen a valorar que Fitch tome un camino parecido a S&P, “lo que provocaría salidas de fondos por valor de entre 1.400 y 2.600 millones de dólares, según nuestras estimaciones”.

Por lo pronto, con la medida fiscal a la que apele, Colombia tiene que acercarse a un recaudo neto adicional equivalente a 0,8 % del PIB para reducir el déficit y financiar el gasto público que tiene efecto en los ciudadanos, destaca Ana Fernanda Maiguashca, ex codirectora del Banrepública, en declaraciones socializadas por el banco de inversión BTG Pactual.

Para Felipe Campos, guardando el optimismo, a futuro se apreciaría un contraste muy grande en el país y la región respecto a los años anteriores marcados por dos grandes crisis: la de los precios del crudo y la de la covid-19. “Hacia adelante se empiezan a ver materias primas fuertes y petróleo con precios que nunca hemos visto a pesos colombianos, aunque con incertidumbres de calificación y electorales que no permiten a la gente local darse cuenta que las cosas están cambiando. Hay que esperar a cruzar esta situación y creo que en 2022 las economías van a estar mucho más fuertes”.

2011
año en el que Colombia había recuperado el grado de inversión.
Infográfico
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El empleo que busca está a un clic

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