Aunque Colombia siga con el acelerador a fondo en su política de transición energética y el presidente Gustavo Petro asegure que en 12 años la electricidad limpia será la principal fuente de abastecimiento, todavía le queda mucho camino por recorrer para que dependa en buena medida de la energía de fuentes renovables, y la muestra es que está atrasada la entrada en operación de la mayoría de los parques eólicos y plantas solares que están programadas desde hace más de tres años.
El inicio de tareas de esos grandes complejos como son los parques eólicos en La Guajira, que en conjunto han significado inversiones que bordean los $16 billones, depende en buena parte de que la línea de transmisión Colectora logre conectarlas al sistema interconectado nacional (SIN) y si acaso eso se logrará en 2025.
A esta compleja situación se le suman otros males, como las demoras en las consultas previas y en el mismo proceso de licenciamiento ambiental, la devaluación del peso, la inflación, las tasas de interés y el retraso en el montaje de proyectos clave de transmisión que derivaron en muchos meses de retraso para la entrada en operación de proyectos de fuentes renovables de energía no convencional, cartas de una apuesta inicial para la transición energética del país.
Los eólicos, el gran atraso
El desarrollo de los grandes parques eólicos que tiene asignación de tan lenta ejecución es una materia que tiene pendiente el país.
Pero el gran dilema está con seis proyectos de aerogeneración eléctrica con asignación (cuya capacidad instalada total son 900 MW), que si bien tienen programada el inició de la operación en agosto y octubre de 2024, no podrían entregar energía eléctrica al SIN según su cronograma hasta casi un año después ya que la línea de transmisión de Colectora solo estaría lista hasta mediados de 2025 (en el mejor escenario).
La situación llama la atención si se tiene en cuenta que esta línea estaba programada para su entrada en operación el 30 de noviembre de 2022.
En este sentido, registros de la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme) con corte al 30 de junio de 2022, indican que solo presentaban un estado de obra avanzado los complejos Winpeshi con el 55% y Camelia con el 48,16%, los demás proyectos están por debajo del 35%, y otros no señalaban su nivel de desarrollo.
Así mismo, del paquete de proyectos de aerogeneración eléctrica, con anotación en la Upme, se debe resaltar que cinco tienen programada entrada en operación en el presente año, y cuya conexión al SIN no es por la línea Colectora, sino por la línea Cuestecitas.
Estos son Windpeshi con capacidad de 200 megavatios (MW) y que iniciaría generación el próximo 31 de marzo. Y en noviembre lo harían Acacia 2 con 80 MW de capacidad, Camelia con 250 MW, Alpha con 212 MW y Beta con 280 MW (estos dos últimos, según fuentes del Ministerio de Minas y Energía, presentan problemas de licenciamiento ambiental en el montaje de las torres de transmisión propias que conectan a los dos parques con la línea de transmisión de Cuestecitas.
Estas cinco iniciativas ya presentan atraso entre 12 a 16 meses por demoras en las consultas previas y el licenciamiento ambiental. Y hay otras seis también con restraso por el tema Colectora.
Estos son los complejos Apotolorru, Carrizal, Casa Eléctrica, Irraipa, Chemesky y Tomawind (ver gráfico).
Los cuatro primeros proyectos están a cargo de la empresa AES Colombia. Su gerente general, Federico Echavarría, explicó que los parques, que hacen parte del proyecto Jemeiwaa Ka I requieren de Colectora que viene desarrollando el GEB para conectarse al SIN.
“La fecha oficial de entrada en operación de esta línea de transmisión se ha movido para junio de 2025 debido a algunos atrasos, por lo tanto nuestro proyectos eólicos iniciarán la generación de energía limpia aproximadamente tres meses posterior a esta fecha, de acuerdo a lo establecido en el concepto de conexión de la Upme”, dijo Echavarría.
Cuentas con retraso
Analistas del sector eléctrico del país consultados explicaron que de la lista de proyectos que recibieron asignación en las subastas de energías renovables de 2019 y 2021 prácticamente ninguno ha entrado en operación por los retrasos.
“Se adjudicaron más de 2.000 MW de capacidad instalada para plantas de generación renovable. En 2019 se asignaron 1.200 MW y en la segunda 800 MW, y a la fecha presentan retrasos de hasta dos años y ninguna ha iniciado operación”, dijo Alejandro Lucio, director de Óptima Consultores.
El analista y experto en temas de energía renovable subrayó que las plantas solares y eólicas seleccionadas en la subasta de renovables de 2019 deberían haber iniciado la entrega de energía desde el 1° de enero de 2022, y las iniciativa escogidas en el concurso público de 2021 lo debieron haber hecho desde el 1° de enero de 2023. “Y ninguno ha entregado a la fecha un solo kilovatio (KW) de energía”, recalcó Lucio.
La fuente consultada subrayó que a los retrasos para el inicio de generación de estas plantas de energías renovables programadas por lo paquidérmico de las consultas previas y licenciamiento ambiental, se suman “ las dificultades en su cierre financiero por la inflación, la devaluación del peso y el incremento de las tasas de interés”.
Pero dejó en claro, que del paquete de plantas con asignación en las subastas de 2019 y 2021, los proyectos solares deberían empezar a entrar en operación “paulatinamente” desde el segundo trimestre del presente año.
De este listado de proyectos solares sobresalen El Paso, cuya capacidad instalada es de 70 MW y que iniciaría operación el próximo 31 de marzo. También está San Felipe con 90 MW de capacidad y que iniciaría tareas el 1° de abril; El Campano, cuya capacidad es de 99 MW y con fecha programada para el 30 de junio; y Cartago de 99 MW de capacidad pero sin fecha concreta de comienzo.
El último complejo que entraría en operación es La Loma, cuya capacidad es de 130 MW y que comenzaría el 31 de diciembre de 2023.
Lució afirmó que, además de los proyectos asignados en las subastas de renovables (2019 y 2021), hay muchas iniciativas para la generación de energía limpia en desarrollo a la espera de consultas y licencias.
“También hay un gran interés en su desarrollo que depende que la Upme les defina antes del 28 de febrero si tendrán o no asignación de capacidad de conexión”, agregó.
La solar ya aporta al SIN
Otras cifras de esta entidad indican que en 2020, 2021 y 2022 el crecimiento en la participación de la energía solar en la matriz de generación ha aumentado ya que pasó de 60,56 MW en el 2020 a 278,6 MW en el 2022, lo que representa entregarle electricidad a una ciudad como Ibagué.
En contraste, las fuentes de energía con aerogeneradores sigue rezagada si se hace la comparación con la fotovoltaica, y en los últimos tres años no ha pasado de 18,4 MW de participación en la matriz.
Al respecto, Alejandro Castañeda, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas Generadoras (Andeg), explicó que de los cerca 2.200 MW que fueron asignados en las subastas de 2019 y 2021, solo han entrado en operación 300 MW de los 500 MW en plantas solares que se entregaron, y que de los eólicos seleccionados prácticamente todos están pendientes para el inicio de su operación.
“El gran cuello de botella ha sido contar con un proceso de consulta previa que debía haber sido reglamentado por el Congreso hace años, lo cual hace hoy en día que estos procedimientos se dilaten en el tiempo, y que a su vez retrasa la expedición de la licencia ambiental”, dijo Castañeda.
De acuerdo a registros del Ministerio de Minas y Energía, el país ya tiene más de 25 granjas solares, así como dos parques eólicos, 10 proyectos de autogeneración a gran escala y más de 3.000 proyectos solares fotovoltaicos de pequeña autogeneración, los cuales suman en total una capacidad instalada de 880 MW en operación, que es más de 30 veces lo que había en 2018 (28,8 MW).
Además, lo anterior llama la atención si se tiene en cuenta que la meta inicial trazada por el país que es superar los 2.500 MW de capacidad instalada para finales del 2023, a la fecha solo se ha cumplido con el 22% del objetivo.
“Si bien se ha venido trabajando en impulsar una mayor generación renovable, principalmente en plantas eólicas y solares, y se han dejado importantes asignaciones, todas las iniciativas implican retos de diseño, licenciamiento, construcción y puesta en operación, que requieren un mayor tiempo al que de forma optimista se les ha asignado para su desarrollo”, dijo Sandra Fonseca, directora ejecutiva de la Asociación Colombiana de Grandes Consumidores de Energía Industriales y Comerciales (Asoenergía).