Los libreros de La Bastilla han sufrido los efectos de la cuarentena, pues ya muy poca gente les dan prioridad a los libros.
Los días se hicieron más largos para los libreros de La Bastilla. Las horas se miden por la cantidad de libros vendidos: a veces son cuatro, o tres, incluso uno o ninguno. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero.
El Centro Comercial del Libro y la Cultura abrió sus puertas en 1991 para acoger a los libreros informales que, contra el sol y la lluvia, ofrecían sus productos en el Parque Berrio y la Plazuela Uribe Uribe. Fue el primer lugar de trabajo bajo techo para muchos. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero.
Para muchos usuarios el miedo a un contagio es más fuerte. Si bien en el centro comercial no se ha detectado ningún foco, algunos son reacios y prefieren comprar libros por internet en grandes plataformas. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero.
La pandemia redujo la llegada de clientes y ralentizó el proceso de transformación. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero.
Los libreros la han pasado mal durante la pandemia. Tratan de salvar sus negocios con domicilios y no pierden la esperanza que algún día todo vuelva a la anormalidad en sus ventas. Foto Manuel Saldarriaga Quintero.
Los días se hicieron más largos para los libreros de La Bastilla. Las horas se miden por la cantidad de libros vendidos: a veces son cuatro, o tres, incluso uno o ninguno. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero.
El Centro Comercial del Libro y la Cultura abrió sus puertas en 1991 para acoger a los libreros informales que, contra el sol y la lluvia, ofrecían sus productos en el Parque Berrío y la Plazuela Uribe Uribe. Fue el primer lugar de trabajo bajo techo para muchos. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero.
Para muchos usuarios el miedo a un contagio es más fuerte. Si bien en el centro comercial no se ha detectado ningún foco, algunos son reacios y prefieren comprar libros por internet en grandes plataformas. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero.
La pandemia redujo la llegada de clientes y ralentizó el proceso de transformación. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero.
De boca de los venteros salen palabras aciagas, que anuncian tiempos de crisis: pandemia, cierre, contagios. Y la pesadilla, dicen, está todavía lejos de terminar. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero.
Los libreros la han pasado mal durante la pandemia. Tratan de salvar sus negocios con domicilios y no pierden la esperanza que algún día todo vuelva a la anormalidad en sus ventas. Foto Manuel Saldarriaga Quintero.
De boca de los venteros salen palabras aciagas, que anuncian tiempos de crisis: pandemia, cierre, contagios. Y la pesadilla, dicen, está todavía lejos de terminar. Foto: Manuel Saldarriaga quintero.
Los libreros la han pasado mal durante la pandemia. Tratan de salvar sus negocios con domicilios y no pierden la esperanza que algún día todo vuelva a la anormalidad en sus ventas. Foto Manuel Saldarriaga Quintero.
07 de diciembre de 2020
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Los libreros de La Bastilla han sufrido los efectos de la cuarentena, pues ya muy poca gente les dan prioridad a los libros