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En el corazón de la selva del Guaviare, al norte de la Amazonía colombiana, se encuentra uno de los tesoros arqueológicos más impresionantes de Sudamérica: el arte rupestre de la Serranía de La Lindosa. Foto: Juan Antonio Sánchez -
En la cima del Cerro Azul o Cerro Pinturas se encuentra esta joya arqueológica, declarada Patrimonio Mundial de la Unesco en 2018 y sitio de importancia arqueológica por el Icanh, Cerro Azul es un yacimiento de arte rupestre que representa la vida cotidiana y las prácticas de las culturas precolombinas. Foto: Juan Antonio Sánchez -
Las pinturas se destacan por su impresionante tamaño y diversidad. Los patrones geométricos, huellas de manos, y representaciones de animales y seres humanos en color ocre cubren grandes superficies, lo que sugiere que fueron creados con un profundo significado cultural y espiritual para los antiguos habitantes. Foto: Juan Antonio Sánchez -
Debido a su ubicación remota en la densa selva, este patrimonio cultural ha permanecido oculto durante siglos, protegido por su entorno natural. Foto: Juan Antonio Sánchez -
Este sitio arqueológico ha captado la atención de investigadores y arqueólogos de todo el mundo, que ven en él una clave para entender las dinámicas de migración y adaptación de las primeras sociedades humanas en el continente sudamericano. Foto: Juan Antonio Sánchez -
En los últimos años, el arte rupestre del Guaviare ha comenzado a atraer a más turistas, quienes, acompañados por guías locales, pueden explorar esta maravilla escondida y aprender sobre la historia y el legado de los pueblos indígenas que lo crearon. Foto: Juan Antonio Sánchez -
El acceso controlado a la zona busca conservar las pinturas en su estado original, mientras se fomenta la apreciación de esta joya arqueológica que sigue siendo uno de los mayores enigmas de la prehistoria colombiana. Foto: Juan Antonio Sánchez -
Las pinturas muestran escenas de la vida cotidiana de estos pueblos ancestrales, incluidos animales que parecen representar especies que vivieron en la región durante el Pleistoceno, como mastodontes y perezosos gigantes, lo que añade un valioso componente histórico y paleontológico a la obra. Foto: Juan Antonio Sánchez -
Se cree que las personas que hicieron estas obras de arte estuvieron entre los primeros humanos en ocupar la región, después de migraciones a través de lo que hoy es el estrecho de Bering hace unos 25.000 años. Foto: Juan Antonio Sánchez -
Los murales, plasmados en las paredes rocosas de la serranía La Lindosa, destacan por su impresionante tamaño y diversidad. Foto: Juan Antonio Sánchez
Arte rupestre: joya arqueológica en la selva del Guaviare
Estas pinturas, creadas entre 8.000 y 12.000 años, ofrecen una ventana al pasado remoto de las primeras comunidades que habitaron esta región selvática de Colombia