Casi la mitad, 1.100 kilómetros de los cerca de 2.200 que posee, está afectada y la mortalidad es alta.
Sí, la Gran Barrera de Coral en Australia, uno de los íconos de los océanos del planeta, no vive los mejores días por culpa directa del blanqueamiento sufrido el primer semestre de 2016.
Pérdida de corales, por ende de otras especies asociadas en el rico ecosistema y un futuro incierto.
La barrera es el mayor arrecife coralino del planeta, con cientos de arrecifes individuales y unas 1.000 islas.
Fue un cambio drástico. El 29 % de los 3.863 arrecifes perdieron 2/3 o más de los corales. Y la mortandad se produjo de manera acelerada, según Terry Hughes, director del Centro de Excelencia de Estudios en los Arrecifes de Coral de la Universidad James Cook en Australia, autor de un estudio aparecido en Nature.
Los corales que se blanquearon poco se recuperarán en unos meses; pero aquellos que quedaron como nieve estuvieron sometidos a más calor y la mayoría morirá.
“Vimos más del 50 % de mortalidad en los arrecifes más afectados. Perderemos muchos de ellos en las próximas semanas”.
La mortalidad produjo “cambios radicales en la mezcla de especies de corales en cientos de arrecifes”, explicó Andrew Baird, coautor del estudio en Nature.
Lo que sucede
En un blanqueamiento, que se produce por la temperatura más alta del agua, los corales pierden las zoosantelas, algas que viven en unión con los corales y les dan su color, aquellos no logran alimentarse, mueren y el coral vivo puede ser remplazado por algas. Queda una estructura blanquecina.
Algunos corales resisten más y logran sobrevivir o recuperarse. Los que más se afectan son de los que más rápido crecen.
El problema está en que esas olas de calor son cada vez más frecuentes por el cambio climático. Un blanqueamiento global de corales ocurrió en 1998, otro en 2002, y el de 2016 fue el más severo.
Un reporte en la revista Science mostró la situación de 100 arrecifes en 2015 y 2016. De ellos 55 se vieron afectados severamente y algunos, como los del Caribe colombiano, tuvieron un blanqueamiento moderado, de menos del 30 % de los corales.
La situación sugiere que el cambio climático, cada vez más sentido, es una gran amenaza para estos ecosistemas en todo el planeta.
Ante la pérdida en la Gran Barrera, el gobierno australiano anunció una inversión de US $349 para mejorar la calidad de las aguas en los arrecifes, un esfuerzo que a juicio de expertos como Hughes, no serán de mucha ayuda. La amenaza es el cambio climático.
Los que no vuelven
Pero el calor hizo más que blanquear los corales. Un llamativo estudio en Proceedings of the National Academy of Sciences analizó los sonidos que se producen en los arrecifes.
Tras el blanqueamiento son más silenciosos. No se escuchan esos sonidos parecidos a un tocino fritándose en una sartén, que producen distintos animales en ese hábitat.
Esos sonidos orientan a los peces para llegar al arrecife. Las larvas van a océano abierto para estar más seguras y luego de cerca de un mes de desarrollo, retornan a él guiados por los sonidos.
Un arrecife degradado y silencioso, reveló la investigación de Timothy Gordon y colegas, es 8 % menos atractivo para las larvas y derivó en un 40 % de menos llegada de peces juveniles.
Una situación que aumenta la degradación del arrecife al perder diversidad. ¿Dónde se quedan?
Efectos del calentamiento global que tocan la barrera de coral más grande que alberga más de 1.800 especies de peces y más de 5.000 de moluscos. Un daño serio.