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En Conquistadores no aguantan un motel más en medio del barrio

Los habitantes de Conquistadores se sienten intrusos en sus propias casas y se quejan del uso del suelo. Hay moteles y discotecas que les quitan el sueño.

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En Conquistadores no aguantan un motel más en medio del barrio
15 de junio de 2023
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Muchos de los habitantes de Conquistadores, que llevan 30 años o más en el barrio, se sienten acorralados, atrapados en sus propias casas. Cada tanto tumban una casona para levantar un edificio que tendrá apartamentos que se ofrecerán por Airbnb. Es lo que pasa en todas las ciudades, es cierto, pero en Conquistadores hay dramas particulares que dan relieve a un problema creciente.

Hace un mes tumbaron una casa, una más, pero lo llamativo sucedió después. El cartel amarillo de la Curaduría Cuarta, puesto sobre lo que quedó de la fachada, reveló que en lugar de la casa se construiría un motel, el segundo de la cuadra. Los vecinos brincaron, no por un tema moral, sino económico y pragmático. Dicen que tener un motel les desvaloriza las propiedades. “¿Usted viviría ahí, al frente? Yo no”, se pregunta y se responde uno de los vecinos.

Preocupados por esta situación, varios propietarios se juntaron y preguntaron el porqué no se les había informado de tal construcción. Se cuestionaron si en ese lugar se podía construir un motel. Entonces, llenos de dudas, fueron a la Curaduría, donde recibieron una explicación que los dejó sin nada por objetar: el uso del suelo en ese sector es de alta mixtura, lo que permite construir hoteles o moteles.

Así está estipulada esa cuadra, que está entre la 33, una zona muy comercial y de rumba, y la 34. Lo señala el POT vigente. Por eso, pese a la queja, los vecinos de Conquistadores quedaron con poco por hacer, más allá de alzar la voz y reflexionar.

El caso del motel ilustra muy bien la transformación de barrios residenciales, tradicionales, que van mutando en sitios concurridos, de alto tráfico de personas. Es algo natural de las ciudades, pero no se puede esconder las consecuencias que esto trae a las personas. “Esta mañana empezaron a trabajar a las 7 de la mañana, con un ruido insoportable. Hay gente que trabaja en la casa y no puede hacerlo, porque el ruido no deja”, dice uno de los quejosos.

Según los vecinos, de la construcción trataron de bajar la tensión al asunto y modificaron la palabra motel por hotel en el aviso de la curaduría. El asunto es que el barrio ya tiene la experiencia con un motel muy grande en esa misma cuadra. Junto a este hay una casa grande, de esas de antaño, que quedará muy pronto entre los dos moteles.

Y no es un asunto moral, sino que afecta su cotidianidad. Dicen los vecinos que los escándalos son constantes. Desde que se construyó ese motel se han presentado escenas de celos y gritos en la entrada. Algunos clientes llegan a las 3:00 de la mañana, borrachos, haciendo bulla para entrar. Y los de las viviendas más cercanas han dicho que por entre las paredes se cuelan hasta gemidos.

El problema es de la ciudad

Juan Miguel Durán, arquitecto urbanista de la UPB, comentó que el problema es que el uso mixto del suelo trae problemas en la práctica. No es un asunto solo de Conquistadores, por supuesto.

En la 70 pasó lo mismo y los vecinos de San Joaquín se quejan del ruido excesivo de las discotecas y el humo de los puestos de comida callejera. Hace unos meses publicamos en estas páginas la historia del último residente del Parque Lleras, una señora de edad que se había resistido a salir de su casa, pero que finalmente no aguantó la presión.

Eso está pasando en muchas ciudades del mundo, es cierto, pero Medellín tiene particularidades que agravan el problema. La más evidente es la falta de espacio, pues la urbe está sobre un valle muy estrecho, que es casi un cañón, y que no tiene para dónde crecer. “Estamos en una ciudad que no ha entendido sus dinámicas urbanas y la normativa se queda corta. Cada vez va a haber más casos como este de Conquistadores. Lo que se puede hacer es alejar esas zonas de ocio de las residenciales, pero el problema es que eso es un dicotomía en una ciudad sin espacio”, comentó Durán.

Sobre la 33 hay más moteles, es decir, hay buena clientela, muy asociada a la rumba y al público universitario.

Hay otra pregunta que se hace el experto y que toma relevancia en el caso de Conquistadores: ¿esta ciudad se está pensando para los visitantes o para los residentes? Esto tiene que ver con la facilidad para conseguir apartamentos arrendados por Airbnb. Y es que el problema no se limita solo a la baja en los cánones de arrendamiento, sino a problemas de convivencia que pueden terminar muy mal.

Los arrendatarios vienen en son de fiesta, cambiando las dinámicas tradicionales de los barrios. Cuando la paciencia se agota, como ya está pasando en Conquistadores, los problemas se pueden resolver de cualquier manera.

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