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“Es un hecho: Néstor Hincapié tiene fuerza en la universidad”

En diálogo con EL COLOMBIANO, el rector de la Universidad de Medellín, Néstor Posada, responde a la polémica reforma administrativa que avanza en esa institución.

  • Néstor Raúl Posada Arboleda, rector de la Universidad de Medellín U. deM. Fue designado el 25 de enero de 2024 y tomó posesión el 5 de marzo de 2024. Foto: Esneyder Gutiérrez
    Néstor Raúl Posada Arboleda, rector de la Universidad de Medellín U. deM. Fue designado el 25 de enero de 2024 y tomó posesión el 5 de marzo de 2024. Foto: Esneyder Gutiérrez
13 de abril de 2025
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Desde comienzos de marzo pasado, las tensiones políticas en la Universidad de Medellín volvieron a encenderse por cuenta de una reforma administrativa que le metió mano a la planta de cargos.

Al tiempo que esa universidad todavía no logra apartarse del fantasma del exsenador Julián Bedoya, cuyo controvertido título de abogado (hoy suspendido) desató una crisis reputacional que no amaina, dicha restructuración volvió a avivar entre muchos el temor al regreso de una era que se creía superada.



El rector Néstor Raúl Posada Arboleda, quien ajusta un año en su cargo, se refirió al momento por el que atraviesa esa universidad y respondió a los cuestionamientos que se han ceñido sobre esos cambios administrativos.

¿Por qué se emprende esa reforma administrativa?

“La razón fundamental es para que la universidad sea económicamente viable, porque en las dos últimas administraciones se han generado pérdidas considerables. La última, que es de aproximadamente tres años, fue de $53.000 millones.

En 2018 la universidad contaba con 12.700 estudiantes y hasta el 2024 teníamos 7.000. Entonces la desaceleración de las matrículas, nuestra principal fuente de ingresos, nos llevó a realizar una reforma administrativa, que ahorra anualmente más o menos $9.000 millones”.

Lea también: Consejo de Estado suspendió el acta y diploma de grado del exsenador y excandidato a la Gobernación Julián Bedoya

Si la razón es financiera y se basa en cifras, ¿por qué ha generado tanta duda?

“Hay un hecho cierto y es que en la Consiliatura hay una minoría. Hay nueve consiliarios que están con la administración y dos que están en la oposición. Estas voces, que son las autoras de esta interpretación, son una minoría irresponsable. La Consiliatura, en un acto de responsabilidad, optó por tomar medidas drásticas que son muy oportunas, porque de lo contrario, los muchos o pocos excedentes que tengamos nos los vamos a gastar en cuestión de cuatro o cinco años. Con miras a evitar eso estamos tomando las medidas correctivas necesarias, una de ellas es la reforma”.



Uno de los puntos de la reforma es la supresión de la Dirección de Auditoría Interna, lo que ha generado preocupación, ¿que haya menos profesionales en esa tarea no afectan esos procesos de fiscalización y auditoría?

“Para nada. De hecho me habían hecho una crítica, de que esa dependencia sobraba. Aquí se ha tratado de personalizar, planteando que la reforma se hizo para sacar al auditor. El auditor inclusive yo lo traje, una persona muy técnica, muy calificada y mal haría yo en pretender sacar a quien llegó por méritos propios. La alta dirección consideró oportuno, y ahí considero que tienen razón, que esa dependencia durante más de 20 años no funcionó y la universidad con la oficina de Control Interno y la Revisoría Fiscal fue debidamente fiscalizada y auditada.

En la anterior administración renació la figura de la auditoría interna, pero no era necesaria y por esa vía nos ahorrábamos $610 millones al año. En este caso, si fuera por el aspecto personal, para mí el auditor todavía estaría vinculado, pero es una decisión de la Consiliatura. Además, la mayoría de universidades no tienen auditoría interna”.



También se cuestiona que la Vicerrectoría Financiera se degradara a dirección...

“Ese cambio tampoco afecta los procesos. Misionalmente se conservaron las tres vicerrectorías que por lo menos debería existir. Cambiar la denominación de Vicerrectoría Administrativa y Financiera por dirección para nada afecta la función de manejar la plata de la universidad. Como dirección o como vicerrectoría van a cumplir la misma función”.


Y esta reforma administrativa, ¿no pone en riesgo los procesos de acreditación ante el Ministerio de Educación?

“Para nada. Es una lectura equivocada y parcializada de los que están en la oposición, porque ellos dicen que nosotros asumimos de manera hostil la administración de la universidad, que no veo cómo, porque se hizo de manera reglamentaria”.

A finales de 2023, cuando cambió la conformación de la consiliatura, muchos vieron eso como una retoma del poder por el exrector Néstor Hincapié y la exconcejala y hoy consiliaria Aura Marleny Arcila, ¿usted qué dice ante eso?

“Es un hecho cierto que la única forma de recuperar la Universidad de Medellín de la crisis, sobre todo reputacional, en la que nos había dejado lo de (Julián) Bedoya, era hacer un consenso de todos los grupos internos y entre todos administrar la universidad.

Yo antes de esto era fiscal delegado ante el tribunal, fui uno de los principales detractores de lo que pasó con el señor Bedoya. Hemos trabajado mucho en recuperar la imagen de la universidad, que inclusive la reconocieron como víctima en el proceso de Bedoya.

Esto es una consiliatura donde hay nueve personas, distribuidas en tres grupos internos, están ayudando a orientar el rumbo de la universidad. Ahora, es un hecho cierto que Hincapié tiene una fuerza muy importante en la universidad. Sin él no se puede contar con mayorías para dirigir la Universidad”.

¿Entonces el exrector Hincapié sí sigue teniendo poder?

“Él sigue siendo el grupo mayoritario, pero, entre otras cosas, muy alejado de la política y lo que no vamos a permitir es que se vuelva a hablar de la universidad como un grupo político y siempre relacionado con el doctor Néstor. De eso hemos sido claros y es que la universidad no se va a volver a conocer por un fortín político. Y ahí radicó el acierto de saber que en la Universidad de Medellín debemos unir fuerzas para sacarla adelante. La oposición es buena, pero no la que le haga daño a la institución”.

Cuando el exrector Federico Restrepo fue removido de su cargo, eso fue visto por muchos como una decisión política, ¿usted qué piensa?

“La situación que estaba viviendo el doctor Federico era la más difícil, porque él no tenía gobernabilidad. Había tres consiliarios y tres en contra, no se lograron proveer las otras cinco vacantes que pertenecían a los fundadores. Entonces administrar así es prácticamente imposible. Lo del doctor Federico era un hecho que políticamente no iba a contar con el respaldo y no tenía como gobernar, estaba básicamente sobreviviendo administrativamente”.

Por esa misma época, hubo una carta muy sonada del exdecano de la Facultad de Derecho, Fernando Rodas Duque, señalando que muchos directivos e integrantes de la universidad que no fueran de la cuerda de la nueva administración no tenían cabida, ¿Usted qué responde?

“Hombre, es un hecho elemental que si hay un cambio de administración va a haber un cambio de directivas. El señor Fernando Rodas trabajó con el GEA (Grupo Empresarial Antioqueño), llevaba como dos semanas de haber sido nombrado por Restrepo. A la salida de Federico pues obviamente lo más lógico era que la rectora encargada optara porque no era prudente que él continuara y se le dio la oportunidad a un académico que lleva más de 40 años en la docencia acá, y que tiene más de siete libros escritos como es el doctor Francisco Garcés”.


¿Qué responde a quienes sostienen que la universidad se está politizando?

Como politiquería partidista no. La universidad, haciendo gala de sus principios de ciencia y libertad, tiene las puertas abiertas para que vengan todos. Mucho mal se le hace a la universidad al relacionarla con el partido político del doctor Hincapié, porque es que aquí las cosas han cambiado en el sentido en el que, en el pasado, todo se centraba en la figura del rector, ahora no. Le puedo decir con toda seguridad de que el doctor Hincapié está más por el bienestar de la universidad que por cualquier dividendo político. Somos claros en que no permitiremos ninguna actividad politiquera.



En segundo lugar, como política interna de la universidad, hay aproximadamente en este momento cinco grupos, de los cuales son dos consiliarios que hacen oposición. A nosotros nos hace mucho daño cuando se dice que vuelve de nuevo la mano politiquera.

Esto obedece más a una postura subjetiva de quienes hacen la oposición. Recuperar una imagen es muy difícil y venimos en ese proceso. Esto nos ha hecho mucho daño, porque se piensa que las cosas van a volver a lo mismo, y aquí las cosas han cambiado.

Obviamente, que si el doctor Hincapié tiene un grupo político en la universidad se le ha dado representación en algunos cargos y con las personas que nos pasan hojas de vida, nosotros seleccionamos los más idóneos. Así como se le quiso dar representación a los dos consiliarios que están ejerciendo oposición y no la han querido aceptar, porque técnicamente son muy buenos y nos pueden aportar mucho en las otras facultades. Entonces, dentro de la política interna si hay una distribución o una colaboración armónica entre los distintos grupos y ninguno está excluido”.

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