Según sostienen fuentes al interior de esa universidad, la reforma no solo ha dejado descabezados y tendría en caos varios procesos esenciales de la institución, como por ejemplo las auditorías internas, sino que ha levantado ampolla entre muchos docentes, que consideran que dichos cambios han sido impuestos y se han venido implementando sin mayores explicaciones.
Los cambios de la polémica
Las dos normas que están en el centro del debate se tratan de los decretos 3 y 4, que entraron a regir a comienzos de este mismo mes.
Mientras a través del primero se adoptó el plan de desarrollo institucional que regirá entre 2025 y 2030, en el segundo se estableció una nueva estructura organizacional.
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En esa segunda norma, en un hecho que ha levantado suspicacias en esa universidad, la Dirección de Auditoría Interna fue una de las dependencias que víctima de la guillotina administrativa. Esta dirección es el órgano más importante para supervisar lo que ocurre en la universidad de manera independiente y velar porque los procesos se hagan de manera transparente.
Otra dependencia a la que le metieron mano fue a la Vicerrectoría Administrativa y Financiera, que bajo la nueva estructura fue reducida a una dirección; este último, un cambio sensible por tratarse de la oficina en la que se autorizan los gastos de la universidad.
Junto a esos cambios, otras dependencias que sufrieron por la reforma fueron la Coordinación de Mercadeo Institucional, clave para posicionar a la institución en la ciudad y enfrentar la reducción de estudiantes nuevos matriculados que sufre todo el sector educativo en la región.
Dentro de los elementos que han generado incertidumbre por la eliminación de esa coordinación es que la misma ya tenía presupuesto aprobado para este año y ya venía ejecutando proyectos.
A nivel académico, otra dependencia afectada por la reforma fue la Facultad de Ciencias Básicas y Ciencias Sociales, que a juicio de docentes dejó un vacío que todavía no se sabe cómo será subsanado y que tiene bajo incertidumbre el normal funcionamiento de múltiples programas académicos.
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Para conocedores de la universidad, todos estos cambios podrían poner incluso en juego los procesos de reacreditación institucional ante el Ministerio de Educación Nacional, que bien podría formular observaciones y hasta sanciones en caso de encontrar que los mismos no guarden coherencia con la información que la universidad ya le había presentado previamente.
Además de estas implicaciones, al interior de la universidad volvieron a reavivarse las suspicacias con miras a que se abra la puerta para que personas del círculo de confianza del exrector Néstor Hincapié vuelvan a ocupar cargos en la institución.
Esta preocupación tendría para muchos asidero en lo ocurrido hace un año, cuando tras la salida del exrector Restrepo, también salieron de forma intempestiva otros directivos, como el exdecano de la facultad de Derecho Fernando Rodas Duque, que fue reemplazado por Francisco Alonso Garcés, político veterano cercano a las nuevas directivas.
En dicha salida, Rodas denunció que la Consiliatura había emprendido una purga para traer a personas de confianza del exrector Néstor Hincapié y la exconcejal liberal de Medellín y aún hoy consiliaria Aura Marleny Arcila Giraldo.
Así fue El último gran remezón
Hace poco más de un año, el 25 de enero de 2024, la Consiliatura de la Universidad de Medellín tomó la decisión de sacar de su cargo al exrector Federico Restrepo, quien había llegado al mismo tres años atrás, en diciembre de 2020, poco después de que estallara el escándalo por la forma en la que el exsenador liberal Julián Bedoya obtuvo su título de abogado, hoy suspendido por orden de un juez. El caso Bedoya había marcado entonces un punto de inflexión, ya que para muchos era la muestra de la politización de esa universidad. La salida de Restrepo ya venía ambientándose desde noviembre de 2023, cuando se renovó la Consiliatura y se alertó que el ala de la exconcejala Aura Marleny Arcila estaba ganando fuerza. Dicho órgano renovado fue el que entonces nombró al actual rector Néstor Raúl Posada.