Caravanas de familias venezolanas condujeron durante horas el domingo por rutas infestadas de bandidos hacia un retén en la frontera colombiana donde cruzaron al país vecino en busca de los alimentos y medicinas que escasean en casa.
Por segundo fin de semana consecutivo, gobierno de Venezuela abrió la frontera a Colombia, cerrada desde hace mucho tiempo. A las 6 de la mañana una cola de aspirantes a compradores surcaba todo el pueblo de San Antonio del Táchira. Algunos llegaron en autobuses fletados desde ciudades a ocho horas de distancia.
Aunque la apertura estaba prevista para este domingo, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ordenó abrir la frontera desde el sábado, cuando unos 35.000 venezolanos cruzaron para comprar los productos que escasean en su país. El Gobierno de Colombia calificó la apertura como un “corredor humanitario”.
El gobierno en Caracas cerró todos los cruces hace un año para reprimir el contrabando en la frontera de 2.219 kilómetros. Sostenía que los especuladores causaban escasez al comprar alimentos y gasolina a precios subsidiados en Venezuela para revenderlos a precios mucho más altos en Colombia. Lea también: Frontera con Venezuela ya está abierta, un día antes de lo esperado
Pero la carestía sigue creciendo en Venezuela, con inflación de triple dígito, controles monetarios que limitan las importaciones e inversiones y el derrumbe de los precios del petróleo que financia el gasto oficial.
El gobierno venezolano trata de desacreditar las declaraciones sobre una crisis humanitaria y prefiere atribuir la escasez a sus enemigos y los contrabandistas. Maduro calificó de “show mediático” las imágenes chocantes de medio millar de mujeres que atravesaban el retén y decían que estaban desesperadas por conseguir alimentos.
El domingo, la televisión estatal mostraba escenas de venezolanos que regresaban de Colombia con las manos vacías, quejándose de los precios supuestamente inflados y el mal trato a manos de sus vecinos.