Dos amigas, mayores de edad y estudiantes universitarias, alquilan un carro Toyota Corolla, manejan por cerca de una hora y se van de paseo a un centro comercial. La escena, en la mayoría de países del mundo, es completamente normal. Común y corriente, si se quiere, pero en Arabia Saudí es algo transgresor porque hasta junio pasado era uno de los dos países donde las mujeres, en pleno siglo XXI, no podían conducir.
Las mujeres que protagonizan una de las primeras escenas de esta historia son colombianas. Una de ellas es Marisol Salvá, estudiante de doctorado en Energy resources de la Kaust (King Abdullah University For Science And Technology), quien llegó al país asiático en 2015 para cursar una maestría que complementara su pregrado en ingeniería Civil.
“Manejo carro en Colombia desde los 16 años y la verdad nunca pensé que iba a poder conducir en Arabia porque ya estaba mentalizada con las restricciones que había: que estaba prohibido manejar, que no se puede tomar licor y demás”, cuenta la joven antioqueña desde el campus donde estudia, ubicado a una hora de Yeda, una de las ciudades saudíes más importantes.
La posibilidad de manejar vehículo en el país en el que ahora vive, a más de 12 mil kilómetros de Colombia, comenzó a finales del 2017, cuando la agencia estatal de noticias anunció que el rey Salmán bin Abdulaziz había dado la orden de emitir un decreto que acabara con la prohibición para que las mujeres tuvieran licencia de conducción.
La ley comenzó en junio
Del anuncio a la realidad pasaron nueve meses. Tiempo en el que las dudas sobre cómo sería el proceso para obtener la licencia fue un misterio: “al principio había mucha incertidumbre porque no se sabía muy bien cómo sería el proceso, si habría salón exclusivo para que las mujeres se hicieran los exámenes y si iban a tener policías de tránsito mujeres”, detalla la joven paisa.
Aunque parezca algo trivial, esos detalles eran claves en un país en el que muchos de los espacios públicos continúan segregados: de libre acceso para los hombres –solteros o casados– y supeditados para las mujeres que deben estar acompañadas de su esposo o de sus familiares masculinos como hermanos o el padre.
Por tal motivo fue todo un acontecimiento que, a mediados del año, la nueva ley entrara en vigencia y las mujeres, saudíes o extranjeras residentes allí, tramitaran las licencias. En el caso de ellas la universidad dispuso un bus para que estudiantes de diversas nacionalidades se transportaran hasta donde debían hacer el examen:
“Era muy atípico ver a 30 universitarias caminando juntas para hacer el examen. Dieron prioridad a las mujeres que tenían licencia de otro país porque hay muchas extranjeras –o saudíes– que no manejaban en Arabia, pero sí en otros países. Como ese era mi caso, hice un examen médico, una prueba sencilla (manejar en zigzag, pasar unos conos, parquear en reversa y reconocer señales de tránsito), y traducir la licencia. A los tres días tenía el permiso”.
El trámite, cuenta Marisol, se demoró tres días y costó 200 sares, es decir unos 150 mil pesos colombianos.
La licencia tiene una vigencia de cinco años y en lo poco que lleva el cambio de ley ya es común ver a mujeres, vistiendo la abaya, la túnica negra que deben usar por ley en la calle, al volante.
“Todavía es mucho mayor el porcentaje de hombres manejando y aún les causa mucha impresión. Aquí la mayoría de los varones manejan muy acelerados y es curioso que cuando cambió la norma salió un titular en la prensa que hacía referencia a que el tráfico en las ciudades había aumentado porque las mujeres respetaban en exceso las normas de tránsito” .
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solo país en el mundo sigue con la prohibición para las mujeres y es Turkmenistán.