Andriy es un ciudadano ucraniano al que la vida le dio una segunda oportunidad: entre sollozos recuerda las torturas a las que fue sometido en los días que estuvo cautivo en las sedes de los soldados rusos que libran la guerra contra Ucrania.
Andriy le contó a la cadena británica BBC que fue interceptado por las fuerzas rusas cuando intentaba irse de la ciudad de Mariupol. Los soldados rusos decomisaron su celular y encontraron “pruebas” que demostraban que había servido como soldado en Azov.
Ante esta acusación, respondió: “Empecé a trabajar poco después de graduarme de la universidad, nunca he pertenecido al ejército”. Sin éxito, intentó explicarles que era nada más un civil. Los soldados, además le preguntaron su opinión sobre el presidente Zelensky. Con miedo de empeorar su situación, señaló que Zelenski no era distinto a sus antecesores, pero no le interesaba la política.
Tras el interrogatorio, los militares rusos entraron a una tienda de campaña. Minutos después le ordenaron a Andriy presentarse ante un grupo de oficiales que le cuestionaron su posición neutral frente al presidente Zelenski por unos videos compartidos en sus redes sociales. Después de ver el video, comenzaron las agresiones. “Me golpearon en la garganta. Básicamente, comenzó la golpiza”. Después de esto, lo obligaron a emitir mensajes en apoyo al ejército ruso: “¡Gloria al ejército ruso!”.
Violación a los DD. HH.
Las denuncias de agresiones a civiles por parte de los militares rusos es un asunto denunciado desde el inicio de la confrontación entre Rusia y Ucrania que empezó en febrero.
El testimonio de Andriy no ha sido el único documentado. Maksym, un trabajador siderúrgico de 48 años, narró que tras acusarlo de pertenecer al Batallón Azov, lo obligaron a desnudarse y comenzaron a golpearlo. Luego, lo trasladaron a una prisión, que describió como una “jaula”. Allí los prisioneros estaban recluidos bajo condiciones inhumanas: no les daban ni agua ni comida, dormían en el suelo y no contaban con inodoro.
Maksym le contó a la BBC de las torturas a las que fueron sometidos varios de ellos en la “jaula” donde se encontraba junto a un ucraniano de unos 50 años que parecía haber sido estrangulado, pues tenía marcas de presión en su cuello.
El docente e investigador de Derecho Constitucional de la Universidad Externado, Camilo Umaña, especialista en DD. HH. y DIH y doctor en Criminología, explica que las detenciones de civiles ucranianos por parte del ejército ruso y las milicias prorrusas son una clara violación a los Derechos Humanos y al Derecho Internacional Humanitario.
“Toda forma de privación de la libertad arbitraria por un estado, compromete sus obligaciones en derechos humanos. Un contexto de conflicto armado, en este caso de carácter internacional, involucra una forma de infracción al DIH: las violaciones contra civiles, porque el DIH lo que busca es que las acciones armadas distingan a los civiles, prevengan las violaciones contra ellos, para tratarlos con humanidad y evitar cualquier hostigamiento contra los civiles”, expresó el docente.