El asesinato del fiscal de Paraguay, Marcelo Pecci, en una playa en Barú, ha generado conmoción por las circunstancias, porque se encontraba de luna de miel con su esposa embarazada, y también por las conexiones del narcotráfico en distintos países suramericanos.
A Paraguay, de donde era originario el fiscal que investigaba casos de narcotráfico, crimen organizado, lavado de dinero y financiamiento del terrorismo, lo han denominado “el mayor productor de cannabis de América del Sur”, y también “el centro neurálgico de producción y distribución del narcotráfico transnacional”, apelativos que revelan la importancia que el país sin salida al mar ha obtenido en el bajo mundo.
De acuerdo con un informe de la fundación Insight Crime, Paraguay se ha convertido “en uno de los principales países que sirve como canal de distribución de narcóticos hacia Europa”. También “en una escala importante para la cocaína que se trafica desde países productores, como Colombia, Perú y Bolivia”.
En el área rural de aquella nación se almacenan los narcóticos comprados en los países andinos, para su posterior embarque hacia Europa.
En febrero pasado las autoridades lanzaron una estrategia para romper esas redes, a la cual denominaron “A Ultranza Py”, la operación más grande de la historia paraguaya contra el lavado de dineros del narcotráfico. Entre el grupo de fiscales a cargo, estuvo Pecci.
En las acciones judiciales se golpeó a una estructura delincuencial que operaba en varios países. En Bolivia obtenía la cocaína procesada, en Paraguay era almacenada y en Argentina y Uruguay salía de los puertos marítimos.
Según Insight Crime, el nuevo papel de Paraguay es resultado de dos tendencias: el establecimiento de traficantes en su territorio, y la búsqueda de las organizaciones del narcotráfico por nuevas rutas de droga transatlánticas.
Entre los grupos internacionales más involucrados en el narcotráfico de Paraguay están el Primer Comando de la Capital (PCC) y el Comando Rojo, ambos de Brasil.
Sobre la búsqueda de nuevas rutas, la fundación explicó en un artículo que el mejoramiento de los controles en Brasil y en los puertos europeos han generado la búsqueda de nuevas rutas, “en particular las que salen de países no productores o centros de transporte marítimo”, como Paraguay.
“Un país sin salida al mar, que en cierta forma pasa desapercibido, pero con una infraestructura de puertos fluviales”, ejemplificó el artículo.
“A Ultranza Py” fue un golpe duro para el narcotráfico nacional e internacional. En la operación, las autoridades paraguayas con apoyo de la DEA y Europol, capturaron a más de 30 personas y decomisaron bienes por más de 250 millones de dólares, entre los cuales se encuentran nueve aeronaves, dos yates, 1.000 cabezas de ganado, 13 tractores, 20 carros de alta gamas, entre otros.
Funcionarios públicos, empresarios y personalidades importantes han figurado en la lista de capturados e investigados. Inclusive, el ministro Joaquín Roa Burgos, de la Secretaría de Emergencia Nacional, fue destituido. Era el dueño de uno de los yates decomisados.