Las elecciones parlamentarias en Venezuela, previstas para el 6 de diciembre, tienen los aires políticos agitados, al punto que la oposición no ha logrado unirse para enfrentar al oficialismo de Nicolás Maduro.
La puja opositora se divide en tres frentes, como explica Miguel Otero, director del diario El Nacional (que dejó de circular impreso desde diciembre de 2018). Dice que Juan Guaidó, proclamado presidente interino de Venezuela, busca “sacar a Maduro del poder, pero no dice cómo”, aunque lleva un par de años impulsando el cerco diplomático, que incluso ha generado sanciones económicas.
En el pulso también aparece el excandidato presidencial Henrique Capriles, quien de acuerdo con Otero, plantea ir a las “elecciones ilegítimas” e incluso tuvo acercamientos con el oficialismo para aplazar las elecciones que tendrían una observación internacional; aunque por ahora, esa gestión no da frutos.
Por último está María Corina Machado, quien difiere de los dos mencionados y está de acuerdo con que tumben a Maduro del poder por la vía armada o desobediencia civil.
Mirada a la fractura
Capriles plantea que la opción de tener veeduría internacional en los comicios es una “rendijita” de oportunidad para presionar en el terreno político a Maduro, aunque Guaidó se mantiene en que no es viable participar, pues representaría legitimar “el fraude” electoral nuevamente.
Sin embargo, el Gobierno español, que sería uno de los veedores y fue citado por EFE, asevera, en sintonía con la Unión Europea, que las elecciones no deben hacerse en las actuales circunstancias.
Mauricio Jaramillo Jassir, docente de relaciones internacionales de la Universidad del Rosario, sostiene que lo que pasa en Venezuela es producto de un desgaste y agotamiento de la estrategia de Guaidó a través del denominado cerco diplomático, el cual, dice el experto, “es un fracaso”.
Aunque hay conquistas importantes como el reconocimiento internacional y que pueda administrar las reservas del oro internacional, “esta oposición no ha pasado del simbolismo”, agrega.
Otero asegura que el hecho de que no haya unión en el sentido de recuperar la democracia “es grave, porque hace más difícil sacar al usurpador”, refiriéndose a Maduro. Por esto, dice, es complejo que se logren puntos comunes para tomar una decisión conjunta.
Al respecto, Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, asegura que “la oposición es compleja” y no se deben echar en saco roto los intentos hechos desde 2012, que derivaron, por ejemplo, en la creación de la Mesa de Unidad Democrática, la cual logró reunir a todos los partidos opositores en 2015 y derrotar al oficialismo en ese momento, aunque con las marrullas, se dieron cuenta que no lograrían las mayorías.
¿Agotamiento?
Jaramillo Jassir destaca que es lógico que un sector de la oposición diga que lleva cinco años no reconociendo a Maduro y que esta no será la hora de intentar un esquema de diálogo con acompañamiento internacional, aunque destaca que la movida de Capriles “es una movida inteligente”, que lo puede catapultar como “el único con las llaves de alcanzar una transición”.
En la tarde de ayer, Primero Justicia, partido de Capriles, dijo que no irá a estas elecciones, por considerar que no existen “condiciones electorales y por los riesgos asociados al covid-19”.
Ante este escenario, Rodríguez señala que, con seguridad, la covid modifica las reglas de juego, lo que puede generar un cambio en la mirada de ver a la oposición desde el oficialismo. Para el investigador, lo único que se debería tener claro es que “no es cierto que la única salida sea una guerra, porque lo único peor que una dictadura es una guerra, y ya lo hemos visto en Siria y Libia, donde se llevó a un colapso”.
165
diputados conforman el parlamento venezolano, según la Constitución.
