El expresidente Barack Obama no menciona al actual mandatario estadounidense Donald Trump, pero parece dedicarle sus numerosas advertencias a los demócratas sobre el peligro que representa no salir a votar en las elecciones legislativas del 6 de noviembre.
Desde inicios de septiembre, Obama anunció que apoyaría personalmente las candidaturas de varios demócratas, entre ellas las de 7 aspirantes a la Cámara por el condado de Orange y la de Richard Cordray a la gobernación de Ohio.
La mayoría en el Congreso, es el botín que se disputan republicanos y demócratas en los comicios de medio periodo, llamados así por darse a la mitad del mandato del presidente en curso. Los demócratas pretenden recuperar el control en la Cámara de Representantes –donde requieren 23 escaños–, y del Senado –para lo que tendrían que quitar dos a los republicanos–.
De conseguirlo, como explica el profesor de relaciones internacionales de la Universidad Externado, David Castrillón, congelarían al presidente Donald Trump en lo que le queda de mandato, frenando desde el legislativo proyectos como la derogación de las limitaciones al sector financiero –promulgadas por Obama tras la crisis económica de 2008– y el recorte al presupuesto de medio ambiente y educación para incrementar el gasto militar.
La pérdida de una de los dos cámaras es un escenario posible, según los analistas. Le sucedió a Obama en 2010 y en 2014. Si se repite la tendencia, los republicanos quedarían expuestos a investigaciones sobre el papel de Rusia en la victoria de las elecciones en 2016 y el intento de un juicio político para destituir al presidente Trump.