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Exclusivo: “Ortega ya se descaró completamente”: Dora María Téllez antes de su captura

Hablamos con la opositora Dora María Téllez horas antes de una detención que ya esperaba.

  • La ex-guerrillera sandinista Dora María Téllez es una de las figuras políticas más reconocidas de la revolución sandinista. Fue detenida este domingo en su finca, a las afueras de Managua. FOTO AFP
    La ex-guerrillera sandinista Dora María Téllez es una de las figuras políticas más reconocidas de la revolución sandinista. Fue detenida este domingo en su finca, a las afueras de Managua. FOTO AFP
14 de junio de 2021
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En una operación encaminada a destruir aquello que alguna vez fue su propio pasado, Daniel Ortega capturó en la mañana de este domingo a una de las voces más reconocidas y prominentes del sandinismo en Nicaragua. Dora María Téllez se había vuelto incómoda para el régimen desde 1995, cuando tal vez en una visión del futuro, abandonó dando un portazo el Frente Sandinista.

Habían transcurrido 15 años de la caída de la dictadura de Anastasio Somoza Debayle, el último de la dinastía Somoza que gobernó con mano de hierro en el país desde 1937 hasta 1978. Téllez luchó contra esa autoridad ilimitada desde la clandestinidad, construyendo un mito alrededor de su figura. El mismo Gabriel García Márquez la inmortalizó en su crónica Asalto al Palacio, en la que describe a una mujer de veintidós años, “con una inteligencia y un buen juicio que le hubieran servido para cualquier cosa grande en la vida”.

Estaba allí liderando como Comandante 2 la toma del Palacio Nacional de Managua, el 22 de agosto de 1978, uno de esos golpes marcado como decisivo para la caída del régimen.

Más de 40 años después, y horas antes de su captura, EL COLOMBIANO habló con Téllez de un Gobierno que, según ella, ha traicionado su propia historia.

Usted hizo parte de una revolución contra una dictadura, ¿qué similitudes encuentra entre los Ortega y los Somoza?

“Estamos en una dictadura plena, represiva, criminal... que ya ha llegado a extremos totales, a los mismos a los que llegó la dictadura de los Somoza García. Es una dictadura familiar, igual que la de los Somoza, que tiene control total de las instituciones: de la Policía, del Ejército, del sistema judicial. Estamos hablando de similitudes casi completas. La única diferencia es que nosotros enfrentamos la dictadura de los Somoza con la lucha armada y eso tuvo un costo gravísimo para Nicaragua como lo había tenido todas las guerras civiles anteriores. Y ahora hay una voluntad, yo diría básicamente unánime, de enfrentar esta dictadura por la vía cívica para tratar de cambiar el circulo vicioso de la evolución política nicaragüense que va de guerra civil a dictadura y de dictadura a guerra civil”.

¿Qué del sandinismo que derrocó a la dictadura de los Somoza queda en el gobierno de Ortega?

“Él no tiene ideología. Él tiene un discurso de conveniencia con el cual aglutina a su base social. Él pasó de oponerse radicalmente y a muerte al Tratado de Libre Comercio (TLC) con EE.UU., a aprobarlo en la Asamblea Nacional y a manejarse con ese TLC toda su vida. Ese es Daniel Ortega. La única ideología que tiene Ortega es mantenerse en el poder. Y para mantenerse en el poder hace lo que sea necesario.

El Ortega que podía creerse que era de izquierda se acabó hace muchos años y el discurso anti-imperialista es uno de pose, para agrupar su base social. El discurso anti-oligarquía también lo es porque su familia es una verdadera oligarquía, con enorme poder económico construido sobre la corrupción”.

En algo tuvo que fallar la revolución de la que usted y él hicieron parte, para permitir el surgimiento de un gobierno así. ¿Qué pasó?

“La revolución no hizo ninguna crítica al modelo político del somocismo a profundidad. Lo tengo que reconocer, no lo hizo. Hizo cambios a nivel de reforma agraria y en otras áreas, pero no hizo ninguna reforma al modelo político. Y hay una cosa todavía peor, y es que el Ejército, que evolucionó a Ejército Nacional con un gran costo y con grandes dificultades, terminó otra vez convertido en un apéndice de una familia. Eso lo que dice es que hay un problema en la cultura política nicaragüense. El país ya no tiene un Ejército Nacional, hay una guardia pretoriana al servicio de los intereses de la familia Ortega Murillo”.

Usted se separó del Frente Sandinista en 1995, liderado por Ortega, ¿se esperaba que él llegaría a este nivel de concentración de poder?

“Absolutamente. Nosotros salimos en 1995, hace 26 años, y en ese momento hicimos un manifiesto público diciendo cuáles eran los problemas que estábamos viendo que no tenían solución desde adentro. Esos problemas eran esa vocación autoritaria, la vocación por la violencia, la cultura antidemocrática que prosperaba ya. El hecho de que el Frente Sandinista estaba siendo tomado por un caudillo, por Daniel Ortega. Lo hemos venido advirtiendo durante años. El precio que hemos pagado es que a la organización que formamos, el Movimiento Renovador Sandinista, hoy Unamos, le han quitado dos veces la personería jurídica, en 1998 y en 2008, y hoy todavía no tenemos existencia legal”.

¿Sigue convencida de que la oposición debe participar del proceso electoral de noviembre próximo?

“Hasta hace 7 días, estaba convencida que sí. Pero realmente un proceso con cuatro pre-candidatos electorales presos es simplemente un proceso inviable. La gran pregunta es, ¿habrá elecciones? La pregunta no es si ir a votar o no. Ortega ya se descaró completamente. ¿Va a permitir Ortega que haya elecciones? Todo indica que no, que pasó de un modelo de fraude en cámara lenta, a uno de fraude en tropel. Y si las permite, ¿quiénes van a ir en esa boleta presidencial?”

¿Qué papel juega en el gobierno del país la esposa de Ortega, Rosario Murillo?

“Ella ejecuta las decisiones. Ella es una persona con un discurso de odio reiterativo. Él prefiere mantener cierta distancia, además de que no está muy bien de sus facultades físicas, entonces lo sacan cada 15 días, pero él está en el centro del proceso de toma de decisiones. Y Rosario maneja el resto. La familia Ortega en general es la que está en el centro del comando. El jefe de la Policía es el consuegro de los Ortega Murillo, la directora de telecomunicaciones es la hija de este consuegro... es decir, es una arquitectura de dictadura familiar”.

¿Qué espera de Ortega?

“Va a seguir con su andanada represiva. No se va a detener. No se puede esperar algo más de alquilen como Ortega, que no tiene ningún escrúpulo. Yo, al igual, que cientos de nicaragüenses, estamos esperando a que decida capturarnos”.

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