En el Monumento a Lincoln, donde se erige la centenaria edificación que recuerda al presidente de la libertad y la unión de los estados, miles de personas se agolparon para celebrar la llegada de Donald Trump al poder. Mariluz García, de origen nicaragüense pero radicada en La Florida, decidió viajar hasta la fría Washington para poder ver a quien considera “un patriota que siempre dice la verdad y representa al pueblo”.
“Estamos cansados de tantas mentiras de la izquierda. Trump representa el capitalismo, la Constitución, la Suprema Corte conservadora, así como integridad y lealtad para el pueblo que le dio su voto”, cuenta. A su lado, Silvio Morrás, también nicaragüense, secunda esta opinión, pero agrega: “la salida del musulmán de la Casa Blanca es un alivio”, refiriéndose al ya expresidente Barack Obama.
Una milla al norte, cerca del Congreso, seguidores del grupo pacifista internacional Code Pink lanzaban cánticos en contra de Trump: “¡Cuándo el pueblo se levanta, el poder cae!”. Entre los manifestantes, un viajero de Los Angeles decidió vestir el traje rosa que caracteriza a este movimiento femenino, y comandando la protesta pacífica, dijo: “Este gobierno no nos representa. Somos personas que queremos más libertad, paz, salud; queremos casas, trabajos”.
Washington, una ciudad de 650 mil habitantes y mayoría afroamericana (46 %), tiene una sólida tradición liberal. Desde la creación del modelo actual de alcaldía en 1975, los alcaldes han sido demócratas; y en las pasadas elecciones, Hillary Clinton ganó con el 92,8 % de los votos. En otras palabras, una de las ciudades más agrestes para Donald Trump es precisamente la capital estadounidense donde él ejercerá funciones.
Por eso, quienes salieron a las calles para recriminar al nuevo presidente, se ubicaron cerca de las instituciones que representan el poder que ahora le pertenece a Trump: la Casa Blanca, el Congreso y hasta el costosísimo hotel que lleva su nombre y está en plena avenida Pensilvania.
En una esquina de la ciudad, Lilian, cubana, cree que el país que la acogió no es como antes. “Con Obama se volvió peor porque puso a la gente a pelear, incluso a los mismos negros”, dice. En la otra, un joven porta una pancarta que reza: “No a la agenda de Trump”, y explica que madrugó a protestar porque considera que las nuevas políticas en la Casa Blanca estarán dirigidas a proteger el sector privado.