El mundo está ante uno de los momentos más críticos en política internacional desde el fin de la Guerra Fría. El presidente de Rusia, Vladimir Putin, reconoció la independencia de la región de Donbás, un territorio que pertenece a Ucrania y es dominado por grupos prorrusos.
La ola desencadenada por el Kremlin no terminó ahí. El mandatario afirmó que fue un error de Rusia aceptar la independencia de las repúblicas que pertenecieron a la Unión Soviética y entre esas naciones están los focos de la discordia actual: Georgia y, sobre todo, Ucrania.
Donetsk y Lugansk son las principales ciudades de Donbás. Desde 2014, cuando se dio la anexión a la península de Crimea y Sebastopol por parte del Kremlin, esas zonas han estado en disputa, a pesar de la firma de los Acuerdos de Minsk de 2015 que, en el papel, dieron el punto final al conflicto.
En estos ocho años las tensiones escalaron hasta límites sin precedentes, al punto que este lunes los dos hombres que gobiernan Donetsk y Lugansk, Denís Pushilin y Leonid Pásechnik, reclamaron al Kremlin reconocer su independencia. La respuesta de Putin se dio en cuestión de minutos.
En la mañana el mandatario convocó a un Consejo de Seguridad con presencia de la Duma y las Fuerzas Armadas en el que todas las voces presentes respaldaron la iniciativa de otorgar la “independencia” de esas zonas secesionistas en las que una parte de la población quiere unirse a Rusia y, la otra, mantenerse en Ucrania.
La decisión, sin embargo, la dejaron en suspenso por tres horas indicando que estaban estudiando la determinación, hasta que esta tarde dieron el “sí” rotundo. Para el Kremlin acaba de declararse la “independencia” de la región de Donbás, pero para Occidente se está consumando la invasión de Rusia a Ucrania de la que tanto alertaron desde noviembre de 2021.
“Las autoridades de Ucrania están contaminadas por el virus del nacionalismo, la corrupción (...) Fue un error permitir a las repúblicas dejar la Unión Soviética”, sentenció Vladimir Putin en una rueda de prensa de casi una hora.
La crisis sigue escalando. Ucrania busca defenderse y está debatiendo la posibilidad de declarar una ley marcial, los aliados occidentales –Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido y la OTAN– revisan caminos para respaldar a Kiev en el nuevo capítulo de la disputa de aquellos que pertenecieron a la Unión Soviética y el Consejo de Seguridad de la ONU alista una reunión contra tiempo.
“Rusia hizo todo lo posible para preservar la integridad de Ucrania por muchos años, luchaba a través de la ONU y el Consejo de Seguridad, consolidó en 2015 la normas para regular la situación en Ucrania, pero lo importante no cambió en Kiev. Todo es parte del golpe de Estado de 2014”, afirmó Putin.
La crisis actual en esa frontera de Europa del Este revive disputas que datan de más de tres décadas atrás, cuando se desintegró la Unión Soviética con la caída del Muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría.
La disolución de la URSS resultó en la aparición 15 naciones independientes y una de esas Ucrania. Algunas se mantuvieron bajo el margen de influencia de Moscú, pero otras se acercaron a Estados Unidos, la Unión Europea y hasta la OTAN, todos estos, los contrincantes internacionales de Vladimir Putin.
A sus 69 años, el mandatario encarna un discurso nacionalista que revive los tiempos de la guerra y menciona que Ucrania es una “antigua tierra rusa” y que los territorios ucranianos fueron “un regalo de los bolcheviques”.
Y aunque el panorama parece cada vez más crítico, todas las partes involucradas en estas tensiones mantienen los canales diplomáticos abiertos. De ahí que la cumbre que habrá este jueves 24 de febrero entre Putin y su homólogo Joe Biden, gracias al puente que tendió el francés Emmanuel Macron, se perfile como una cita determinante para el nuevo orden mundial.