El presidente de China, Xi Jinping, está convencido de que su país avanza por el camino correcto a nivel económico, social y militar, lo que justifica siendo ya la segunda potencia del globo, por lo que considera que se le debe conceder un tercer periodo de mandato consecutivo y, además, permanecer en lo más alto de la cúpula del Partido Comunista.
Ante los casi 2.300 delegados del partido reunidos en Pekín –que dicen representar a los 1.400 millones de habitantes que tiene China–, el dirigente de 69 años habló durante más de hora y media sobre su gestión de los últimos cinco años y trazó la hoja de ruta para los cinco siguientes. Una petición explícita para ser reelegido.
Xi evocó un “momento crítico” en la historia del país, donde la política cero covid mina la actividad económica, pero sobre todo proyectó la imagen de una China fuerte e innovadora, determinada a no cambiar de rumbo en el corto plazo.
El discurso “apuntaba sin ninguna ambigüedad a la continuidad”, dijo Joseph Torigian, del departamento internacional de la Universidad Americana de Washington. “Este congreso, aunque histórico, no significa en absoluto nuevas orientaciones políticas”, añadió.
Desde su llegada al poder –en 2012–, Xi Jinping concentró cada vez más poder, en parte gracias a una campaña anticorrupción que le permitió desprenderse de rivales. También apostó por una imagen de firmeza en la política internacional y por mostrar su poderío militar y nuclear, pero no solo como fuerza de disuasión sino con el fin de demostrar internamente que lo que quiere buscar lo consigue. Y ahí entra en juego la posible disputa que podría derivar en una invasión a Taiwán.
Esto aumentó las fricciones con las potencias occidentales, especialmente con Estados Unidos, por la rivalidad comercial, pero también por las críticas de varios países a la política de Pekín hacia Taiwán, Hong Kong o Xinjiang.
El discurso del domingo de Xi Jinping tuvo “un tono general impregnado de triunfalismo”, dijo el académico Hong Zhang, del Centro Ash adjunto a la Harvard Kennedy School de Estados Unidos.
Prueba de ello es la forma en que el dirigente presentó su país como alternativa a Occidente: “La modernización china ofrece a la humanidad una nueva opción para modernizarse”, dijo Xi. Fue la primera vez que esta expresión de “modernización china” se emplea en un discurso del Congreso del PCC, explicó a la AFP Holly Snape, profesora de la Universidad de Glasgow y especialista de China. Esto, agregó, “refuerza la idea de que hay una forma de actuar a la china: un ‘estilo chino’ de modernización, de sistema político, de democracia, de Estado de derecho”. Y subrayó el énfasis de Xi en la ciencia y la tecnología chinas, sectores que quiere “autónomos y fuertes”.
Iris Pang, economista jefe del banco ING para China, ve una clara referencia a la “guerra tecnológica” con Estados Unidos. Esta se aceleró desde que el presidente Joe Biden decidió en agosto incrementar su apoyo a los sectores de semiconductores y altas tecnologías en su país. Recientemente, la Casa Blanca también incluyó controles a las exportaciones que, según Pekín, “bloquean deliberadamente a las empresas chinas”.
Y aunque Xi se mostró confiado en la economía del país, esta no está exenta de problemas. En un contexto de ralentización por las restricciones sanitarias y la crisis inmobiliaria, China sorprendió este lunes al aplazar la publicación de las cifras de crecimiento del tercer trimestre. Sin embargo, se calcula que tiene un PIB per cápita de 12.000 dólares.
El presidente dijo en que el crecimiento económico era prioritario, pero también defendió con firmeza la restrictiva política cero covid que está minando la actividad. El Partido Comunista puso “en primer lugar a la población y sus vidas”, dijo el dirigente. “La palabra seguridad fue pronunciada en varias ocasiones, considerando las tensiones geopolíticas crecientes que tiene repercusiones en la alimentación, la energía, las cadenas de suministro”, escribieron los analistas del banco HSBC, Jing Liu y Erin Xiu.
Los analistas de China Media Project hicieron el cálculo: en 2012, el entonces presidente Hu Jintao empleó el término “seguridad nacional” en cuatro ocasiones; el domingo, Xi lo usó 27 veces. Para el Partido Comunista, un elemento central de esta seguridad es la cuestión de Taiwán, esta vez con “una mayor advertencia hacia los extranjeros de no implicarse”, observa Bonnie Glaser, directora del programa Asia del Fund German Marshall.