El Consejo de Ministros alemán aprobó ayer el despliegue de hasta 1.200 soldados en una “misión militar” de apoyo a Francia en la lucha contra el Estado Islámico (EI), una medida que el gobierno de Angela Merkel defendió como “necesaria”.
La decisión debe ahora ser aprobada por el Parlamento, aunque todos los pronósticos apuntan a que prosperará, dado el predominio de la coalición de gobierno (cristianodemócratas y socialdemócratas), en el Legislativo.
En una rueda de prensa posterior a la reunión del gabinete, el vocero del Ejecutivo, Steffen Seibert, aseguró que “no hay alternativa a la opción militar. Sólo existe la pregunta sobre qué medio es efectivo y en qué lugar”.
Para Seibert, el hecho de que una discusión prevista para el miércoles se adelantara un día “demuestra la urgencia de la cuestión para el gobierno, que desea una pronta decisión del Parlamento”.
Horas después, fue la propia canciller, Angela Merkel, la encargada de argumentar los motivos de la decisión ante la prensa local. “Alemania forma parte de la alianza internacional contra el EI desde 2014, cuando se aprobó el envío de armamento y de efectivos para formar a las tropas kurdas en Irak. La decisión de hoy amplía esa misión militar con labores de reconocimiento, seguridad y logística en Siria, sin participar directamente en los bombardeos”, afirmó.
En cualquier caso y tal como dijo la ministra de Defensa, Ursula von der Leyen, Alemania no cooperará “con responsables que tienen sus manos manchadas de sangre. No habrá futuro con Asad”, en referencia al dictador sirio.
¿Cómo interpretar esta decisión? Para Santiago Silva, politólogo y docente de la Universidad Eafit “es sorprendente que los alemanes, con una tradición pacifista tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, se vuelvan más asertivos. Sin duda hay una estrategia de defender ese liderazgo europeo que tienen, pero ya en temas de seguridad y para respaldar al socio francés”.
“Por otra parte, no se debe descartar que Merkel intenta mejorar su imagen internamente, para defender sus decisiones migratorias. Está diciendo ‘somos buenos con los refugiados, pero duros con el terrorismo’”, concluyó.