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En el cine, cada color es una decisión

El uso de diversas tonalidades en el lenguaje audiovisual
es fundamental para generar emociones que conecten con
el espectador.

  • Pixar y Disney se animaron a darle color a cinco emociones en Intensamente. Tristeza es azul. Foto: cortesía Pixar Animation Studios.
    Pixar y Disney se animaron a darle color a cinco emociones en Intensamente. Tristeza es azul. Foto: cortesía Pixar Animation Studios.
  • Tristeza y Alegría en Intensamente, película que se estrenó en 2015. Foto: cortesía Pixar Animation Studios
    Tristeza y Alegría en Intensamente, película que se estrenó en 2015. Foto: cortesía Pixar Animation Studios
  • Mad Max Fury Road contó con Charlize Theron como protagonista, sus tonos eran muy tierra, con naranja y amarillo. Foto: Cortesía Warner Bros.
    Mad Max Fury Road contó con Charlize Theron como protagonista, sus tonos eran muy tierra, con naranja y amarillo. Foto: Cortesía Warner Bros.
  • Afiche de El Mago de Oz de Víctor Fleming. Foto: Cortesía MGM
    Afiche de El Mago de Oz de Víctor Fleming. Foto: Cortesía MGM
21 de mayo de 2021
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Cuando empezaron a fluir las primeras nociones de lo que sería Intensamente (2015), el equipo de Pixar Animation Studios que se encargaba de la película quería darle forma y color a sus personajes más abstractos hasta el momento: las emociones. ¿Cómo se veían la alegría o el disgusto, la tristeza, la furia o el miedo?

El equipo de arte empezó a pensar en las posibilidades y partieron de una idea, querían que el personaje principal, la alegría, fuera luminoso. “Me imaginaba a Alegría saliendo del corazón y explotando en todas las direcciones. Pensé en algo así como una estrella estallando o en juegos pirotécnicos”, contó el director de arte de personajes de Pixar, Albert Lozano, en una entrevista para Variety en 2015. La decisión fue que Alegría sería amarilla y tendría un destello propio que incluso iluminaría a otros personajes si ambos se paraban demasiado cerca.

La furia era roja, la tristeza azul, el disgusto verde y el miedo, que fue el más difícil de clasificar, fue morado. La manera cómo se verían esas emociones, en cuanto a su color, su forma y sus gestos, se demoró años en definir. Hubo muchas pruebas, cambios en el guión, bocetos y reescrituras.

Los colores son un gran insumo a la hora de darle un enfoque preciso y emocional a una cinta y esas decisiones que involucran la estética que rodeará la película, se van modificando a lo largo de su realización y son muy importantes tanto en la animación como en las grabaciones. La dirección de arte y la colorización trabajan de la mano para sacar la idea adelante.

En Intensamente, por ejemplo, se crearon dos espacios distintos de tonalidades: uno vivo para la mente (donde habitaban esas emociones) y uno real (donde habitaba Riley, la niña dueña de esas emociones). “Queríamos que el mundo humano se sintiera relativamente dócil, sometido”, explicó el director Pete Docter en otra entrevista al Hollywood Reporter en 2015, “no dejamos que se volviera lo más brillante posible”. La mente, por otro lado, era un lugar vibrante.

“El director de fotografía es el dueño de lo visual, de la luz y los encuadres y el colorista es un aliado vital que entra a apoyar la luz y la atmósfera”, explica Juan Diego Estrada, supervisor de posproducción. Dependiendo del color, la película puede tomar diferentes rumbos en cuanto a cómo la percibe la audiencia.

Tristeza y Alegría en Intensamente, película que se estrenó en 2015. Foto: cortesía Pixar Animation Studios
Tristeza y Alegría en Intensamente, película que se estrenó en 2015. Foto: cortesía Pixar Animation Studios

Más cerca a la realidad

En las pantallas, la inquietud de pasar del blanco y negro al color estuvo presente desde el comienzo, los cuadros se pintaban a mano, uno por uno, para llevar a cabo un proceso que no se había desarrollado aún.

“Es indiscutible que la primera y la más fuerte razón para que la industria cinematográfica se preocupara por esto fue el tema del realismo, porque vemos a color”, explica Óscar Arango, colorista y docente universitario de la Universidad de Medellín.

Cuenta, además, que una búsqueda constante de quienes trabajan en software y pantallas ahora es “emular el ojo humano” y acercarse tecnológicamente a la capacidad que tiene. Las cámaras con las que se graba el cine necesitan pasar siempre por procesos posteriores que permiten que las imágenes se tramiten correctamente y se asemejen a cómo ve el ojo.

El trabajo analógico de añadirle color a las imágenes del cine se fue perfeccionando y desarrollando de muchas formas. Desde los 30 hubo experimentación: se usaron filtros, emulsiones de películas, mecanismos electromagnéticos y se siguieron caminos que llevaron a los procesos digitales. En ese recorrido la dirección de arte se inclinó en la colorización, pues abría posibilidades para que se trabajara, todavía más, con la apariencia de la imagen.

Esa intención creativa ha permitido experiencias diversas a lo largo del tiempo, donde los horizontes se expanden y no necesariamente se busca que el color se ajuste a la realidad. Se acomoda o crea nuevas realidades para el público.

Mad Max poco tiene de real en los colores, pero está la intención creativa. El equipo entendió que esas tonalidades (amarillas y naranjas) le permitirían al público, de alguna forma, sentirse como si estuvieran en ese espacio que querían recrear”, añade Arango sobre esa obra que se presentó inicialmente al público a finales de los 70 y que contó con una nueva versión, también dirigida por George Miller, en 2015.

Entendiendo esa otra cara, también, el proceso de colorización se ha vuelto “una parte que aporta y construye la intención narrativa y estética de la pieza”, concluye.

Mad Max Fury Road contó con Charlize Theron como protagonista, sus tonos eran muy tierra, con naranja y amarillo. Foto: Cortesía Warner Bros.
Mad Max Fury Road contó con Charlize Theron como protagonista, sus tonos eran muy tierra, con naranja y amarillo. Foto: Cortesía Warner Bros.

Construcciones

El color como mecanismo expresivo se remonta a los egipcios quienes en sus pinturas otorgaban tonos específicos a ciertos personajes de su sociedad, los asociaban a rasgos que les otorgaban, dice Arango. A la reina se le podía asociar con el blanco o dorado, por ejemplo. Así, en diferentes esferas culturales se han dado ideas a partir de este componente.

“Lo que hemos ido haciendo es construir idearios de lo que en la vida real aportan los colores con asuntos muy básicos. Si el día está lluvioso y hay mucho rocío, el ambiente se ve más azuloso. Es lo que la realidad refleja y nosotros nos aprovechamos de ella”, añade el colorista.

Además, a través de los dogmas y planteamientos de la religión, por ejemplo, se ha aportado también al ideario popular de que los colores arrojan significado sobre una cosa u otra. “La bondad y el cielo son blancos”, apunta.

En el cine ha estado presente desde muy temprano, desde el blanco y negro. Para Arango eso se puede remontar a la escuela cinematográfica del expresionismo alemán que “marcaba tanto las sombras que incluso iban pintadas sobre los escenarios para dar esa sensación de densidad, abrumadora y medio psicorrígida que querían plasmar en esa estética”.

Recuerda Metrópolis (1927) de Fritz Lang, “ahí ves unas propuestas intencionales desde la misma escala de grises, pero que quería comunicar algo. Por esa misma época, el ruso Serguéi Eisenstein hacía experimentos similares en El acorazado Potemkin (1925). En ese caso, se hacían notar los contrastes en la piel con intensiones dramáticas, como cuando una madre ve caer, preocupada, el coche en el que va su hijo por las famosas escaleras de Odesa. “Desde los inicios se entendió que con el color podíamos transmitir”.

Tras la llegada de este a la pantalla hay más ejemplos claros. En el texto Cine y Color - Más allá de la realidad, publicado por la Revista La Tadeo en 2012, la docente y escritora Andrea Echeverri señaló que El mago de Oz (1939) de Victor Fleming fue “la primera película que jugó narrativamente con el color, con una semiótica de contradicción”.

Los creadores planteaban el mundo “real” de Dorothy como un mundo a blanco y negro, mientras tras ser llevada por un tornado al mundo de Oz, todo se empieza a ver a color en la pantalla. “Funciona precisamente porque hasta el momento la mayoría de películas realistas se habían realizado monocromáticamente, así que el efecto de la policromía resulta fantástico”, apuntó la investigadora en su texto.

El color se ha seguido usando a lo largo de la historia del cine para permitirle al espectador ubicarse en un momento específico de la historia, en un lugar determinado, en un escenario fantástico donde la realidad puede ser amplia, incluso llevarlo al interior de la mente de una niña: donde hasta las emociones tienen personalidad.

$!Afiche de El Mago de Oz de Víctor Fleming. Foto: Cortesía MGM
Afiche de El Mago de Oz de Víctor Fleming. Foto: Cortesía MGM
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