La fundación de un colegio que educara en valores, católico, dedicado al Sagrado Corazón y que a su vez respondiera a las necesidades actuales: mixto, campestre y bilingüe fue la meta que se trazaron Maritza Uribe de Rodríguez, Ana Lucía Villa de Ospina y otras exalumnas del antiguo Colegio del Sagrado Corazón de Medellín. La idea había surgido en 1995, luego del cierre de la institución que las formó.
Ellas querían continuar con la construcción del legado que habían aprendido y además contribuir a la educación de la sociedad antioqueña desde las problemáticas actuales. El 2 de marzo de 1995 lograron fundar la Corporación Educativa Sagrado Corazón Montemayor, y esta a su vez creó ese mismo año el Colegio Sagrado Corazón Montemayor, el cual empezó a funcionar en la loma de El Tesoro y luego se trasladó a Los Balsos.
La familiaridad y la cercanía fueron conceptos claves en el desarrollo pedagógico y se convirtieron en los ejes educativos y sociales de la formación de sus estudiantes. “Para las antiguas alumnas del Sagrado Corazón, las relaciones de amistad son muy importantes. Por eso, a la hora de pensar en el colegio que iban a fundar, siempre quisieron que la familiaridad, las buenas relaciones y la amistad fueran algo muy central”, explica el rector, presbítero Juan David Velásquez Monsalve.
La consolidación
En 2006 se mudaron a la sede campestre, ubicada cerca a la Vereda Pantanillo, en la vía al aeropuerto, en el municipio de Envigado, donde se encuentran en la actualidad. Al ver el crecimiento que habían logrado, las fundadoras decidieron buscar a alguien que siguiera consolidando el sueño que habían cumplido, y en el 2009 cedieron la administración a la Red de Colegios Sodálites, liderada por una comunidad católica de sacerdotes y consagrados dedicados a la evangelización.
“Buscamos una educación centrada en la persona, no centrada en los conocimientos ni en las habilidades, sino en la visión integral de los niños y jóvenes. Queremos que crezcan con capacidad crítica, pero que sobretodo, se desarrollen plenamente en libertad y puedan desplegar sus dones”, afirma Velásquez Monsalve.