El aroma de café invade las calles de la ciudad a las 6:00 de la mañana, cuando los vendedores ya están con sus carritos o morrales ofreciendo tinto o aromáticas, bebidas que son disfrutadas por los transeúntes. Además, en algunos hay milo y chocolate.
Para los “tinteros”, como los llaman en las calles, la jornada empieza a las 3:00 de la mañana con la preparación de los termos. La salida es a las 5:30 para buscar el lugar donde iniciar la venta. Algunos ya tienen un recorrido fijo y su clientela es permanente.
Jorge Gómez Giraldo (foto), tintero desde hace 11 años, escogió este oficio porque era el que menos presupuesto necesitaba y le daba una forma de conseguir el sustento diario, ya que “por viejo no me daban trabajo”.
Con un valor que va desde los 300 hasta los 1.200 pesos, una persona puede disfrutar de estas bebidas. Además, en algunos carritos pueden encontrar pandequesos, palitos, buñuelos y galletas como acompañantes.
Según Gonzalo Ramírez otro tintero, “es necesario que todos tengamos los mismos precios, pues algunos bajan la calidad del tinto y lo venden más barato, perjudicando a los demás vendedores”.
Para nuestro lector en Twitter @MT_Me, en esta ciudad “tomar tinto es tan común como comerse todos los días una arepa al desayuno”.
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