Un amigo fiel a todo el mundo le cae bien. No hay quién no lo anhele, hasta recorrer distancias infinitas por encontrarlo. El corazón está hecho para amar, como los ojos para ver y los oídos para escuchar. El amigo fiel tiene la medida del corazón, cuya delicia es amar.
Amigo fiel es un pleonasmo. No es concebible un amigo infiel. Infidelidad es negación de amor, de amistad. Con todo, el pleonasmo, uso redundante de palabras para dar vigor a la frase, tiene sentido superlativo aquí. El amigo fiel, tesoro de tesoros, hace sentir bien el corazón. Un amigo fiel no tiene precio, dice la sabiduría milenaria. Más aún, el amigo fiel ama en todo tiempo y hace la vida deliciosa. El amigo fiel hace de la vida un banquete.
El lenguaje es para todos amigo fiel. Las palabras tienen esa vocación, la vocación de la fidelidad. Antes de llegar a los labios, tienen su puesto en el corazón, la atmósfera que respiran. Pablo Neruda conocía este amigo fiel. "Todo lo que usted quiera, señor, pero son las palabras. Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito. Amo tanto las palabras. Tienen sombra, transparencia, peso, plumas, pelos, tienen de todo lo que se les fue agregando de tanto rodar por el río, de tanto trasmigrar de patria". De tanto ir y venir.
Cada uno tiene en el lenguaje la seguridad de su yo, de su más íntimo yo. Le manifiesta, como un amigo fiel, los sentimientos buenos y malos que moran en el corazón. Cada palabra es luz de la intimidad. Mi lenguaje me indica quién soy llenando de claridad mi oscuridad.
Las palabras son la radiografía de la interioridad. Dios habló muchas veces y de muchos modos, y ahora habla sólo una Palabra. "Una Palabra habló el Padre, que fue su Hijo, y ésta habla siempre en eterno silencio, y en silencio ha de ser oída del alma", dice S. Juan de la Cruz. Convierte en artistas a quienes la aprenden a escuchar. Les enseña el arte de la fidelidad.
Al amanecer y al anochecer abro un espacio al silencio para escuchar. Las palabras que empleo me dicen lo que soy, vulgar y egoísta o delicado y amoroso. Descubro que soy palabra, símbolo, transparencia de la Palabra. Le doy las gracias. Aprendo a emplear sólo palabras que me enseñan a ser como Él, amigo siempre fiel.
*Monticelo, Centro de Mística
Pico y Placa Medellín
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