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Récord para Juan Álvarez

EL NOMBRE DE este joven escritor se ha ido develando por los cuentos y por su primera novela, C.M. Récord, que presentó hace poco.

  • Récord para Juan Álvarez | Julio César Herrera | Juan nació en Neiva "por un accidente laboral", pero no vivió más que meses, por lo que, aunque le tiene cariño a la ciudad, se siente bogotano. Empezó con los cuentos y si bien no cree que sea un salto pasar a la novela, porque seguirá haciendo las dos cosas, sí es una manera de "alimentar" la relación con la editorial.
    Récord para Juan Álvarez | Julio César Herrera | Juan nació en Neiva "por un accidente laboral", pero no vivió más que meses, por lo que, aunque le tiene cariño a la ciudad, se siente bogotano. Empezó con los cuentos y si bien no cree que sea un salto pasar a la novela, porque seguirá haciendo las dos cosas, sí es una manera de "alimentar" la relación con la editorial.
26 de septiembre de 2011
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Filósofo, aunque no del todo. Estudió realmente, "por operaciones muy muy pragmáticas". De esas que hay que estudiar algo, no le gustó el primer semestre de economía, no quería ser crítico de literatura y había descubierto lo esencial: "Para lo único que más o menos era bueno, que no me molestaba, era quedarme en la cama leyendo, y había que justificarlo académicamente".

Lo que pasa es que Juan Álvarez es escritor. Todavía muy joven (33 años), pero ya con dos premios de cuento y una novela, C.M. no récord. También es uno de los tres colombianos, junto a Andrés Burgos y Luis Miguel Rivas, que la Feria del Libro de Guadalajara (FIL) señaló como Los 25 secretos mejor guardados de América Latina.

¿Se sentía en secreto?
"Lo que pasa es que esas dos instancias, secreto y revelado, como que hacen suponer que hay un blanco y negro en este asunto de la literatura y la verdad es que, digamos en la difusión de una propuesta de cualquier tipo, pues hay más grises. Creo que uno va pudiendo mostrar la obra en la medida en que va pasando de lector en lector. Entonces ese proceso de descubrirse y dejar de ser secreto, pues en realidad es una cosa de hora a hora. Eso no significa que estas iniciativas de todo el sector y la industria, para promover ciertos autores, no sean efectivamente muy útiles y muy significativas para uno que está empezando".

¿Se convierte en una responsabilidad?
"Supongo que un poco. Por ahí alguien decía, uno de los que está en la lista, que por favor no esperaran mucho de él porque si no se estresaba. Creo que sí, que hay algo de eso, pero al mismo tiempo, no tiene que ver tanto con la elección de la feria, sino con la naturaleza misma de escribir. Creo que se va haciendo más difícil, en la medida en que se va avanzando. Se van haciendo más sueltas ciertas cosas y va teniendo más suficiencia, como más orden y más conciencia, pero se te va haciendo más difícil escribir un libro tras otro, por cualquier razón, porque uno no quiere repetirse, busca experimentar con otras cosas y ya hay un poco más de expectativa".

Se ha ganado dos concursos de cuento, ¿los premios son importantes para visibilizar?
"Sin duda para eso y porque representan dinero y en estos premios más pequeños, de jurados que uno ni siquiera sabe cuáles son, desde luego que lo van a uno afianzando en cosas. Después de todo ahí hay un concurso de gente que está pensando y trabajando en la misma línea. Sin duda ayudan, pero tampoco es para hacer demasiados bombos. La lista de premios que he perdido es mucho más larga que los que he ganado y quizá uno también debería publicarla. Es como una convención para ir distinguiendo y ayudando a ciertos proyectos".

Su estilo se siente con ritmo e imágenes...
"Creo que libro a libro uno va dando búsquedas muy particulares y a mí me interesa muchísimo todo lo que tiene que ver con los recursos formales, hasta cierto punto. Me cansé un poco de eso y uno entiende que es importante, pero no es lo más importante. Entonces más que andar en la búsqueda de un estilo, más bien la ecuación es buscar la historia que uno quiere contar, que realmente le interesa y a qué corresponde en el lenguaje. El más oportuno".

¿Por qué dedicarle esta novela a la música?
"No soy músico, no tiene que ver con una relación estrictamente personal, autobiográfica, aunque uno por supuesto no es ajeno a esa lógica. Puntualmente en la novela, el asunto de la música es como una operación intelectual. Yo me pregunté, cuál era un lugar, el lente de observación desde el que yo pudiera recoger muchos elementos de una generación y de un tiempo en un espacio muy concreto como era toda la movida cultural y de transformación de la Bogotá de los 90. A mí me interesaba mucho esa época porque fue la década en la crecí y viví esta ciudad. Yo no quería que hubiera los protagonismos cómodos, digamos de un político visible, de un conflicto armado visible. Yo quería una cosa más paralela, más tangencial y ese espacio de la música fue el espacio en donde una generación vivió muchas de esas transformaciones. Desde una especie de balcón, pero que al mismo tiempo es la realidad misma. Toda esa historia de esa minucias políticas me parecía que era muy oportuna para contarla a través de la música. Uno cuenta una historia, pero procura que resuene".

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