Oscar Serna Rendón hace esta consulta: "Tengo una Nissan Samurai a gas desde hace cinco años. Cuando reparé el motor por primera vez, antes del gas, tenía 217 kilómetros y estaba estándar. Al ponerle gas, debo repararlo de nuevo y esta vez solo duró 80 mil kilómetros. Me dicen que el gas dañó el motor, cuchareó la culata, quemó la junta, etc. Un buen mecánico me dice que lo repara y que lo use mejor a gasolina, ya que el gas acaba con los motores. Otro mecánico dice que debo hacer la reparación de culata acerándola, al igual que las guías y las válvulas, así recibe el gas sin problema. Esto no me lo advirtieron la primera vez, cuando las Empresas Públicas me financió la conversión. Lo que pude ahorrar en combustible, al rodar a gas y no a gasolina la mayoría del kilometraje, debo ahora invertirlo en la reparación del motor".
Es probable que el daño de su vehículo provenga de la utilización del gas. Sin embargo, la causa más exacta es un mal ajuste del equipo.
El uso del gas natural en los motores, permite que éstos funcionen en un rango muy amplio de mezclas con aire. Es decir, el motor puede funcionar con muy poco gas o, por el contrario, con mucho sin que el conductor pueda notar algo más allá de una pérdida de potencia.
Una mezcla pobre de combustible haciendo funcionar un motor, tiende a producir una combustión con una llama muy caliente y esa es la razón por la cual se producen esos deterioros que sufrió el motor de su Nissan.
Los equipos a gas de tecnologías anticuadas, sobre todo los aplicados a motores alimentados por carburador, no controlan la relación aire-combustible, como lo harían los equipos de última generación instalados en motores de inyección electrónica. La alimentación de gas se controla por la presión mantenida por un regulador y por el vacío que el motor hace al realizar su carrera de admisión. Variables muy lejanas de la calidad de la combustión que se realiza en el interior del motor y que es la que verdaderamente debe ser monitoreada.
Los instaladores de equipos a gas conocen bien esta situación y, por eso, gran parte del trabajo de una conversión es ajustar las mezclas para obtener un correcto funcionamiento. Se requiere una revisión anual de los equipos instalados, que no solo verifica la seguridad de la instalación, sino que reajusta las condiciones de la mezcla aire-gas, para un correcto funcionamiento. Algunos mecánicos y rectificadoras vienen ofreciendo la instalación de piezas en la culata con una mayor resistencia a la temperatura. Creemos que sí sirven y prolongan su vida útil, que en definitiva son el punto débil de los motores convertidos a gas.
Los 80 mil kilómetros que funcionó a gas, no son suficientes para causar un desgaste en el bloque del motor y en los elementos que en él funcionan, como pistones y anillos. Tampoco debe haber un desgaste importante en los casquetes del cigüeñal. Por esto, aunque usted
dice que el motor solo duró ese kilometraje, con un reacondicionamiento de la culata y la instalación de nuevos empaques, su motor podrá durar mucho más.
*Ingeniero mecánico y gerente de Autotest S.A.
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