Lo lejano siempre nos parece no solo misterioso sino llamativo. Si es oriental, más.
Las filosofías de esa región cautivan y tienen incontables seguidores. Si son de China, pues ni se diga.
Y como esa región ha estado tan aislada a su alrededor se crearon leyendas y mitos de todo tipo. Su medicina tradicional, como se le llama, se ha esparcido como el agua sobre la tela. Y aunque muchas veces es puro cuento chino, se cree en ella, por ignorancia, fe o como último recurso.
Al grano: el fin de semana pasado se publicó en Plos Genetics un estudio que mostró que distintas medicinas chinas, que se venden por todo el mundo como pan, contienen productos tóxicos, cancerígenos, mezcla extraña de plantas y animales, desde vacas hasta oso negro y del antílope Saiga, ambos en peligro de extinción. No se trató de un estudio cualquiera. No. Los científicos encabezados por Michael Bunce de Murdoch University en Australia, utilizaron un secuenciador genético de segunda generación que analizó el ADN de los componentes de productos, desde tés hasta tabletas que llegan al mercado australiano. Contenían ingredientes no anunciados en las etiquetas, marcadas a veces en chino (tan clarito, no).
Encontraron trazas de la venenosa hierba Ephedra y del llamado vino de madera, la planta Aristolochia, que contiene ácido aristolóquico, vinculado en daños hepáticos y renales y en el cáncer de vejiga (que es alto en Taiwán).
Hallaron 68 familias de plantas y varias especies animales. Casi la mitad de estas medicinas de la muerte contenían partes de animales no incluidos en la etiqueta: vacas, búfalos y cabras.
La medicina tradicional china ha crecido de manera desorbitada en los últimos años. Sus ventas eran hace una década de 23.000 millones de dólares, pese a que la efectividad solo ha sido comprobada en pocos productos.
El reconocido investigador alemán Edzard Ernst había reportado en 2002 rastros de metales pesados como mercurio, cobre y arsénico en algunos productos.
No es que toda la medicina tradicional china sea mala. Pero no existen regulaciones claras. Tampoco en los países importadores, pues ni analizan el contenido. Pero son chinos, así sean puro cuento. Y eso para muchos vale.
Así me salve, renuncio a los polvos de los chinos. Es que... ¡quién sabe!
Maullido : ¿no tendrán valor civil los estudiantes buenos de la Universidad de Antioquia para señalar a los cobardes encapuchados que están afectando a tanta gente?.
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