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MATRIMONIO GAY Y LA IGLESIA

  • MATRIMONIO GAY Y LA IGLESIA |
    MATRIMONIO GAY Y LA IGLESIA |
01 de abril de 2013
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El Senado citó para el próximo 10 de abril el debate sobre el matrimonio en parejas del mismo sexo en Colombia. Un tema ineludible.

Y gracias a las misas que ha dado el Papa Francisco, vale la pena hacer de este un período propicio para pensar sobre el bien y lo correcto, sobre todo en este tema. Uno de los elementos rectores de la religión Católica que recordó el Papa en una de sus ceremonias es la de servir a los oprimidos.

Interesante adjetivo.

Según la Real Academia Española, los oprimidos son aquellos que están sometidos a la humillación o tiranía de alguien. En otras palabras, es una población dominada con excesiva o injusta autoridad.

¿Alguna mayor humillación que darle un trato diferenciado a una población por sus inclinaciones sexuales? ¿O a una demostración mayor de autoridad excesiva que no darle la totalidad de sus derechos a la comunidad LGBT, simplemente por ser LGBT? Desde cualquier prisma es una injusticia.

Y no solo eso, sino una opresión. Pero es un tema de la ley. Lo que pasa es que la Iglesia Católica sigue oponiéndose a igualar a esta comunidad en todos sus derechos, como el matrimonio o la adopción basada en una definición primitiva de la familia y el matrimonio, y ahí es donde el tema se vuelve más complicado.

Es claro que la Iglesia está en todo su derecho de opinar lo que quieran sobre este y otros temas. Sin duda alguna. Y sus feligreses están en la obligación de seguir sus reglas. Pero solo ellos.

El problema es que su posición tiene una influencia más allá de esa esfera, lastimosamente, llegando incluso a los debates legislativos en el interior del Congreso, donde la discusión no debe ser religiosa o correspondiente a la fe, sino en derecho.

Pero no lo es.

Jurídicamente la Corte Constitucional se pronunció sobre la legalidad y constitucionalidad de este tema fijando los elementos rectores sobre los cuales el Congreso debe debatir. La fe católica, ni la de ninguna otra religión, hacen parte de esto. Por eso, lo he dicho antes y lo repito ahora, el Congreso no puede permitir que en el debate del matrimonio entre las personas del mismo sexo se mezclen los argumentos legales y los religiosos.

Colombia es, según la Constitución, un Estado laico, por consiguiente el debate sobre este tema se debe plantear únicamente desde los terrenos jurídicos y democráticos.

Así de claro y así de sencillo.

Una vez los argumentos de la fe, la tradición y la religión se dejan de lado, no hay razones para oponerse a esto. Por eso mismo los principios de la Iglesia no pueden ser el punto de debate de los derechos de la comunidad LGTB.

Esas posiciones, entre otras, han hecho que el Catolicismo pierda un poco el contacto con la realidad actual y con las necesidades de esta sociedad que cambió. Esa es una reflexión importante, mucho más ahora con un Papa preocupado por los oprimidos.

Lo que no se puede permitir para este 10 de abril es que también el derecho y la legislación colombiana pierdan esa noción de realidad por consecuencia de un Congreso que no puede delinear la separación entre el Estado y la Iglesia.

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