Esta es mi historia: los señores que ahora están en frente fueron los niños cuando los señores que ahora están atrás eran los que gobernaban. Esos señores también fueron niños de otros señores, que están más atrás y que también gobernaron.
Si el cuadro siguiera, más allá del marco, habría fotos en las fotos. Hombres adelante y hombres atrás, infinitamente. En la pintura de Rodrigo Granada , en esa en específico, hay otro detalle: por cada hombre, una llave antigua, de esas que son únicas para cada puerta.
En mi historia solo hay una posibilidad: el poder que se hereda. En la historia de otros podría haber otras distintas. Miradas diferentes. Porque lo que quiere Rodrigo, precisamente, es que las personas que vean su exposición no solo la observen, también que cuenten.
La muestra
Rodrigo no exponía hace 12 años. Se dedicó a la consultoría organizacional y a la docencia. Además de artista tiene un MBA en administración y es especialista en gerencia.
“Cuando terminé en Bellas Artes y me dediqué solo al arte, casi me muero de hambre”. Así que ha logrado combinar las dos cosas y lo que él considera libertad: “Pinto lo que a mí me da la gana, porque no tengo que preocuparme si vendí o no”.
Por eso no ha dejado de pintar durante estos años. Los fines de semana se va a la finca y se dedica a los pinceles. Esta muestra, que se expone en la Fundación Universitaria Ceipa de Sabaneta, es el resultado de ese no abandono del arte. Primero la hizo en bocetos sobre cartón, usando el acrílico y, desde hace año y medio la convirtió en obras, más grandes, con el trazo listo, todavía en acrílico, pero ya en lienzo.
La combinación de sus profesiones se refleja en esta exhibición, que él llamo 14 historias. “Son la metáfora de la dinámica de las empresas. Es la forma de redactar el acontecer diario”.
Las pinturas son una reflexión y una crítica a la sociedad, sus dinámicas de producción, su relación con la tecnología. Hay dos elementos comunes, que Rodrigo cree son el leitmotiv : la llave antigua, el candado y los peces. Con eso juega para decir lo que se le ocurrió. Pasa en el árbol de billetes, donde cuelgan, como frutos, hombres de corbata y una llave.
Luego vuelve la posibilidad que este artista plantea desde la puerta. Esas son sus trece historias, a las que les quitó el nombre porque le interesa es el cuento, lo que imaginan los demás. Después, las que sean seleccionadas serán parte del libro 14 historias y acompañarán las obras. Esa es la idea y la invitación. Lo demás es hacerlo realidad, en compañía. Como cuando se mira ese cuadro y ese hombre está en la jaula de oro y el pájaro afuera. Muerto.
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