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LA LIBERTAD DE "UBLIME"

  • ÓSCAR DOMÍNGUEZ G. | ÓSCAR DOMÍNGUEZ G.
    ÓSCAR DOMÍNGUEZ G. | ÓSCAR DOMÍNGUEZ G.
18 de abril de 2012
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Quién lo creyera, pero a una cubana de padres franceses, Justina Jannaut , le debemos la música del Himno Nacional. El autor de la letra, Rafael Núñez , la concibió inicialmente como canto a su Cartagena del alma. Otra caribe, Shakira, acaba de modificar ligeramente la letra. Y la crucificamos.

Aunque tiene sus devotos, la poesía de Núñez es de elocuente pobreza franciscana. El himno solo sirve para berriar cuando estamos fuera del país. Allí radica su "gloria inmarcesible".

Shakira cantó a la "libertad de Ublime", en vez de a "la libertad sublime". Ya la perdoné.

La mezzosoprano Martha Senn ha dicho que el himno "está compuesto para coros, orquesta y, por su tonalidad original, solista masculino... Por eso nunca he aceptado cantarlo".

Misiá Martha se hacía eco de un trino reproducido a través de sus fanáticos en la red por el español Ricardo Bada : "¡Shakira cantando poesía surrealista [mala] en forma de himno nacional, y a cappella, ¡pobrecita mía, mártir de la patria!".

En Colombia, después del Credo, lo primero que nos embuten es la letra del himno con todo y sus pecaminosos gerundios: "Nariño predicando" y "mortal el viento hallando".

Desde kínder aprendimos que la música es de Oreste Síndici , un profesor italiano de solfeo que había quebrado con su empresa operática.

En vez de regresar a los espaguetis, Síndici se dejó seducir por la cubana Justina. Para ir atando cabos, digamos que fue ella la que lo convenció de que le pusiera música al himno. O había música, o de aquello nada.

En principio, a su Dante de peluche le parecía un despropósito musicalizar una canción que incluía "versos" de este calibre: "La virgen sus cabellos arranca en agonía y de su amor viuda los cuelga del ciprés".

Algo convincente ocurrió debajo de las cobijas y Síndici accedió a la petición de su cubanita, contaba David Sánchez Juliao.

Dios hizo a Núñez y a Oreste Síndici . Los juntó un burócrata bogotano de media petaca, don José Domingo Torres . Su gran audacia: ser amigo de Núñez.

Actualmente, para halagar al gobernante, los lagartos se dejan ganar al póquer. Como Torres decidió que había que halagar a Núñez, tomó la letra de una composición que hizo aquel para cantarle a Cartagena en su independencia (gracias, don Eduardo Lemaitre ).

Faltaba la música. Ahí estaba Síndici. De convencerlo Torres encargó a la cubanita.

Ese menjurje de letra inverosímil, tempranamente piedracielista, con música que es la que nos hace llorar, se convertiría en Himno Nacional por Ley 33 del 28 de octubre de 1920.

Desde entonces "padecemos" la letra. Utilizo el arzobispal "padecemos" porque si hay algo que "lengua mortal" no puede digerir fácilmente es la prosa del "bígamo" como lo llamó Vargas Vila.

Sin ninguna originalidad propongo abrir un concurso para escribir una letra menos "pior". Hay mucho poeta suelto que lo haría mejor.

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