María Francisca Rocha es el nombre real de una de las jurados de Colombia's Next Top Model, la más fuerte, la que da comentarios más crudos que han hecho a enfadar a algunos televidentes y concursantes.
Cuando aceptó su papel en el reality de Caracol Televisión tenía miedo de que el público no reconociera en ella a esa mujer suave y encantadora que se ríe a carcajadas de los chistes, a una profesional que pasó por Semana y que se fue del país para tratar de liberar su mente luego de que las cosas con un amor (con el que está ahora) no salieran bien.
Detrás de la imagen templada de la Kika que se ve en televisión hay una abogada y periodista sensible con la realidad de su país, ese que siente en cada noticia que ve desde Nueva York, lugar en el que reside desde hace más de 10 años y en el que ejerce su trabajo como editora de moda de la revista People en español.
¿Por qué Kika si su nombre es María Francisca?
“Yo era chiquita, tenía como un año, hablaba muy rápido y cuando intentaba decir cómo me llamaba, me salía era Kika, por mi pronunciación. Así me empezó a decir todo el mundo”.
¿Estar en Colombia's Next Top Model le ayudó a acercarse a Colombia, su país?
“Sí. Mi mamá estaba preocupada porque entré por el lado duro. Es que yo llevo 13 años por fuera haciendo lo que me gusta: escribir sobre moda, belleza, de una manera positiva. Lo que hago en People es enseñarle a las mujeres que se pueden ver lindas sin gastarse una fortuna. Esta fue una invitación alagadora, chévere.
A parte de escribir en la revista, yo me la paso en desfiles de moda en Europa y tengo acceso a tras bambalinas, entonces dije: “he visto mucho esto, me parece chévere la situaión, me la paso viendo fotos todo el día”, entonces fue muy chévere saber que estaría en mi país, haciendo esto, volver a sentir que estoy ahí. M
i mamá me decía que lo que iban a ver era una persona seria, pero uno tiene que poner elementos como jurado y siento que tengo la responsabilidad de ser constructiva. Cada uno tiene su especialidad para hacer las críticas, pero mi parte es lo que puede vender o no vender”.
¿Qué está fallando en el mundo del modelaje?
“Hace días tuve una conversación con una prima, que es muy bonita y quiere ser modelo. Me dijo que yo, que estaba metida en este mundo, les preguntara a las modelos qué se necesita para llegar a ser exitosa en esta profesión. Entonces claro, le pregunté a esta puertorriqueña espectacular, Joan Smalls, que es expectacular y lo primero que me preguntó fue: “¿cuánto mide?” . Si no mide 1,75 o 1,80 no tiene futuro”.
¿Siempre supo que su mundo iba a ser el de la belleza y el entretenimiento?
“Cuando era chiquita jugaba con mis muñecas y les hacía los cuadernos con planas, siempre estaba jugando a escribir. Cuando me gradué del colegio no me apoyaron mucho la estudiada del periodismo y yo dije: “no, uno puede cultivar el periodismo”, entonces tomé el derecho como una herramienta para eso. Fue muy interesante, una carrera llena de historia y otros temas que se podrían mezclar, entonces dije: “no importa, me gradúo y empiezo con lo que quiero”. Y así fue. Empecé con artículos sueltos en El Espectador, mandando cosas freelance y luego surgió la posibilidad de proyectos, me fui haciendo sobre la marcha. Todo se dio con el tiempo...”.
Usted da unas críticas muy duras a las modelos, ¿qué crítica que le hayan hecho en la vida le ha dolido?
“Cuando entré a la revista Semana, acabándome de graduar como abogada, que estaba acostumbrada a escribir memoriales en consultores jurídicos, que se redacta todo exacto, me pusieron a hacer un artículo de una niña muy elegante y yo puse algo como: “fulanita compra flores, después sale y se arregla las uñas”. La editora, a la que hoy en día le debo todo lo que soy, en ese momento, cuando lo leyó, cogió el texto, me lo rompió en la cabeza y le dijo a Lila Ochoa (otra periodista): “¡Échela!, esta persona no sabe nada”. Lila se volteó y le dijo: “No la voy a echar porque todo el mundo merece una segunda oportunidad”.
¿Qué hizo después de esa crítica?
“Empecé a pensar: “en el próximo cierre no me va a pasar eso”. Me crecí ante la crítica. Mi misión, tal vez, dentro de Colombia's Next Model es ver cómo se mejora, que las niñas entiendan que si uno no les hace el favor de decirles las cosas, el mundo de afuera va a ser mucho más duro. Este es un mundo en el que hay ocho millones de personas queriendo ser modelo...”.
Entonces no es fácil hacer el papel de “malvada”...
“No es fácil volver a Colombia y que te pongan en ese papel, además ellos editan y sale al aire un partecita corta con la ceja levantada, se les olvida poner el resto de cosas que uno dice. Eso pasa porque esto es un reality y tiene que generar emoción. Yo les estoy dando la emoción que necesitan”.
Complementa su carrera con un blog: www.detaconesymas.com...
“¡Sí! Está empezando. En él cuento vivencias personales, lo que está pasando, doy recetas y consejos de moda. Yo escribo mucho en Twitter (@KikaRochaModa) pero los tuits se acaban muy rápido y es imposible. Me dicen que haga un libro y que escriba. Para mí, mi página es una especie de servicio”.
¿Por qué el tema de los tacones en el nombre del blog?
“Alguien me preguntó si yo no me cansaba de los tacones. Pero es que yo subo y me bajo del metro, voy a citas, corro para un lado, para el otro. Las mejores cosas de mi vida pasan en tacones. Entonces siempre trato de escribir mis notas y cuento qué zapatos tenía.
¿Cuáles son sus zapatos preferidos del armario?
“Trato de buscar calidad y precio. Normalmente no son los más elegantes pero sí los más cómodos. Hay marcas que tienen zapatos insufribles. Trato, siempre, de buscar entre las marcas fabulosas, la versión cómoda que hay. Mis consentidos los compré como una gran inversión cuando cumplí 40 años: unos Louboutin, son de tres colores: negro, plateado y dorado. Los vi y dije: “estos zapatos van con todo”.
Además son los más cómodos que te puedas imaginar. También descubrí unos con plataforma de Giuseppe Zanotti, son dorados y van con todo, los uso mucho. Hay ciertas cosas que no me importa repetir, como el bolso bonito que sabes que vas a usar y que es una súper inversión, que valió la pena gastarse en eso la platica”
Las mujeres de hoy en día son como la Mujer Maravilla: esposas, madres, trabajadoras, ese es su caso...
“El tiempo nunca alcanza pero creo que tengo un espíritu muy alegre, tengo herencia de abuelas incansables. Mis dos abuelas son maravillosas. Una, María Francisca, tiene 96 años, y la ves con su cabeza perfecta. Desde chiquita me inculcó fuerza, le gustaba mantenerse glamorosa, bonita. La veías en Bogotá elegantísima con perlas y luego se montaba en una combinada en el campo en el Tolima y te ayudaba a cortar el arroz del lote. Por otro lado, la otra abuela es una persona muy activa, su hermana también, son divinas. La primera tiene 90 y la otra 89. Se llaman Clara y Beatriz, son alegres. Ojalá que se me pegue algo de eso porque hay mucho camino, quiero llegar así y ser como ellas. Te juro que es la actitud, la vida le da a uno muchas pruebas”.
¿Cuál ha sido la prueba más difícil de su vida?
“Parte de las razones por las que salí de Colombia para estudiar en Nueva York era porque estaba casada para ese entonces. Era el año 99 y mi esposo tuvo un accidente aéreo en Colombia. Él fue el único sobreviviente y cuando pasó todo eso estábamos separados. Él vivía viajando, yo estaba en Bogotá y el matrimonio nunca arrancó, entonces pasa este accidente y ¡no! Fue terrible: la búsqueda, los tres días, no había firmado el divorcio pero la cosa está mal, estuve durante todo el proceso, me preguntaba si él quería que yo estuviera ahí...Fue un drama de telenovela mexicana. Él ya estaba saliendo con una niña, entonces era la familia de la niña, la mía, la de él. Televisión mexicana es poquito. Al final me tuve que ir. Mi mamá me dijo: “desconéctese”.
Me fui para Nueva York a estudiar. Durante ese proceso de recuperación, el doctor me dijo que escribiera un diario, que él no iba a conocerlo porque estuvo en coma mucho tiempo. Ese libro para mí fue una terapia increíble, fue una catarsis. Después, cuando estuve lista, se lo mandé y eso estableció el contacto nuevamente. Con ese diario tuvimos la oportunidad de reencontrarnos y ya, estamos juntos hace 10 años. Esa fue una prueba interesante y uno dice: “hay que luchar por las cosas que uno quiere en la vida”. En ese momento teníamos muchas cosas en contra y bueno, acá estamos”.
¿Cómo hace para mantenerse fresca y centrada en el mundo del entretenimiento en el que se mueve?
“Yo me he vuelto más feliz y cercana precisamente por como es la gente aquí: es dura, cerrada porque es de otra naturaleza. El latino es cariñoso, te saluda de beso. Aquí no, es con la mano. Yo llevo muchos años de editora de moda, me han visto la cara 10 años y solo me voltean y me miran para saludarme. Yo no me voy a volver como las personas que son así para encajar, yo soy amable y latina. Al que le caiga bien, ok. Siempre tengo una sonrisa y un comentario atractivo”.
¿Siente que sus comentarios constructivos dentro del reality y su función de consejera de moda en la revista es una manera de devolverle al mundo lo que le ha dado?
“De las cosas que me gustan dentro de la revista son las pasantías y siento que tuve tan buena suerte, que es algo que tengo que devolver con bondades, esas se multiplican. Por acá han pasado niñas que han trabajado en relaciones públicas y se han ido a trabajar con diseñadores y me dicen: “no se me olvida que mi primer puesto fue con Kika, que nos reíamos, oíamos canciones de los años 70”. Yo soy así, sociable y alegre, no me lo invento”.