Japón ejecutó por la horca a tres asesinos el martes, entre ellos un hombre que halló a sus víctimas cuando dijeron por la internet que querían suicidarse.
Japón, junto con Estados Unidos, es uno de los pocos países desarrollados que aplica la pena de muerte. Aunque ésta suscita escasas protestas públicas, sí es objeto de críticas por parte de la organizaciión Amnistía Internacional y el principal colegio de abogados de Japón.
Los criminales en Japón pasan años en celdas especiales y las ejecuciones, todas mediante la horca, se realizan en secreto. Los reos no saben cuándo los ejecutarán y las familias y abogados reciben notificación después del hecho.
Las ejecuciones
El martes, Hiroshi Maeue, de 40 años, fue ahorcado en una penitenciaría en Osaka, 420 kilómetros al oeste de Tokio, dijo el ministerio de justicia en un comunicado. Tres de sus víctimas, en 2005, eran personas que hablaron de suicidarse en mensajes publicados a través de la internet.
En cada caso Maeue convenció a sus víctimas _una mujer, un hombre veinteañero y un adolescente_ que quería suicidarse con ellos. Los ató en su auto y los estranguló y revivió reiteradamente hasta que murieron.
Yukio Yamaji, de 25, fue ejecutado por el ataque sexual y muerte a puñaladas en 2005 de dos hermanas que vivían juntas.
Chen Detong, de 41, recibió la pena capital por matar a puñaladas a tres personas con las que vivía en 1999. Fue ahorcado en Tokio.
Con ellos, suman siete los ejecutados en lo que va del año.
El sistema judicial japonés ha recibido muchas críticas por su lentitud.
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