Le pregunté a un amigo muy vinculado con los canales regionales qué iba a pasar con ellos por la eliminación de la Comisión Nacional de Televisión. Su respuesta fue: Huele a gladiolos, lo que significa que huele a muerto.
El Congreso de la República, por propuesta del Gobierno está a punto de acabar con la Comisión. Lo grave es que no se conoce nada que la remplace, es decir, la televisión pública, la comunitaria, la regional, la universitaria quedan en manos del Gobierno, en el limbo. Esto lo buscaron e incentivaron los poderosos canales privados. Los canales no comerciales dependen económicamente en gran medida de los fondos de la Comisión. Ahora, quién podrá ayudarlos.
De hecho, estos canales estaban en graves aprietos por varias razones. Una es que las cadenas privadas se actualizan rápidamente en las nuevas tecnologías de televisión digital y de tercera dimensión. Otra es que los privados van a ofrecer canales deportivos, noticiosos, de películas, de entretenimiento, etc. Mínimo cinco por cada concesionario. Tampoco los no comerciales pueden hacerlo. Otra razón es que por la precariedad de los recursos los programas de la televisión pública no tienen una oferta muy atractiva. Son los mismos programas, con los mismos formatos, la mayoría programas de radio por televisión. Dos sillas y dos personas que hablan y hablan. Claro que han hecho esfuerzos enormes por cumplir con su misión, pero con las uñas. Otra es que la publicidad se va para los canales propiedad de los grandes grupos económicos que lógicamente obligan a sus empresas a pautar su publicidad en sus canales.
En fin, es verdad que huele a gladiolos. Qué lástima. Pero hay que pensar qué puede hacerse porque la gran perjudicada es la comunidad. Sin televisión cultural, universitaria, comunitaria, regional, local, la sociedad está condenada a sólo entretenimiento y muchas veces, muchísimas, rastrero, degradante. El entretenimiento es un derecho ciudadano, pero de calidad. Es más, la televisión es puro entretenimiento, aún la cultural, porque si no, no se mira. National Geographic y Discovery Channel lo demuestran, pero tienen recursos.
La televisión, en el momento, está en el limbo. Apta para ser aprovechada por los detentadores del poder político o en manos del Gobierno, no del Estado. La cultura va en caída al perder un medio excelente de difusión y promoción.
Queremos escuchar del Gobierno, cuanto antes, la propuesta para el sostenimiento, desarrollo, competitividad de la televisión pública. La cultura es un derecho humano. Un pueblo sin cultura es un pueblo muerto, que apenas subsiste. Roguémosles a todos los Santos que iluminen a nuestros dirigentes, que por corregir errores o por adquirir más poder sacrifican a la comunidad.
No queremos presenciar el entierro de tercera de los canales universitarios, los regionales, los locales.
¡Huele a gladiolos!
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