Con la misma colchoneta inflable que llegó, hace 15 días a Heilbroon, Alemania, se devolverá Camilo Hernández a Medellín.
"Es como una prueba de que sí estuvimos allá", cuenta feliz desde Italia, donde estará unos días aprovechando la residencia de unos familiares. Todos volverán con sus colchones.
Él vivió la felicidad de las superchicas de la Selección Colombia sub20 que obtuvieron el título mundial de ultimate en esa ciudad alemana. Pero, igual, fue la misma dicha de los 50 colombianos, en su mayoría paisas, que representaron al país en este Mundial joven.
La historia es maravillosa. Un año atrás, cuando se supo del torneo, y ante el poco respaldo para lograr un patrocinio, todos unieron voluntades para salir adelante con empeño y deseo de jugar el Mundial porque, como lo expresa Lina Sanjuan, una de las campeonas, "sabíamos de nuestras capacidades y queríamos regresar con un trofeo al país".
No se hospedaron en hoteles, ni siquiera residencias. Ahorraron todo un año. Hicieron "vacas" y se comprometieron a no gastar nada. El resto, de los casi 4 millones de pesos que les costaba el viaje -por cabeza- fue puesto por sus padres. "El Inder también colaboró, patrocinando a nueve de los deportistas, extractados de las Escuelas Populares", explica Cristina, madre de Lina.
A las medallas doradas, la Copa de campeonas, así como el trofeo del Espíritu Ganador con que regresarán, agregaron las colchonetas inflables en las que durmieron todos estos días. "Tuvimos que comprarlas porque no teníamos plata para estar en hoteles", relata Camilo. Por eso se devuelven con ellas, como si fueran un valioso trofeo de guerra.
En Heilbroon durmieron en campamentos, ubicados en colegios alemanes, como lo certifica Marlon Jaramillo, un muchacho salido del programa de Escuelas Populares del Inder, en el sector de Altavista: "la hemos pasado bien. Son relativamente buenas las comodidades del alojamiento".
Uniformes, pantalones y guayos y las infaltables colchonetas plásticas los acompañó en el viaje. Igual será el regreso aunque con más gloria, experiencias, anécdotas y satisfacciones.
Pico y Placa Medellín
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