Apenas oyó los primeros disparos supo que correr era la única forma de salvar su vida. Por eso el sargento Luis Alberto Erazo Maya no se detuvo en su carrera. Atrás, la guerrilla masacraba a sus cuatro compañeros de cautiverio.
Erazo se coló entre la maleza. En la huida, tres guerrilleros de las Farc empezaron la cacería. La noche y la manigua jugaron a favor del sargento de la Policía y ni las granadas que le arrojaron, que le causaron heridas en la cara, lo hicieron detenerse.
Se escondió durante todo el día del sábado y cuando la noche regresaba a las selvas del Caquetá, el ruido de unas motosierras lo devolvió a la vida.
El personal del CTI de la Fiscalía, que estaba ya en el lugar para practicar los levantamientos de sus compañeros masacrados, abría terreno en la zona.
Ahí Erazo les salió al paso y recobró su libertad. Había sido secuestrado el 9 de diciembre de 1999 en Caquetá.
Distinta suerte tuvieron sus compañeros de secuestro quienes fueron ultimados con tiros de gracia, en la cabeza y en la espalda. Así las Farc masacraron al coronel Édgar Yesid Duarte, el mayor Elkin Hernández Rivas y el intendente Álvaro Moreno, todos de la Policía; además, el sargento del Ejército Libio José Martínez, quien el próximo 21 de diciembre cumpliría 14 años en cautiverio. Era el secuestrado más antiguo del mundo.
La muerte de los cuatro integrantes de la Fuerza Pública se dio en el desarrollo de la operación Júpiter, en el río Cuemani (Caquetá) donde las tropas de Infiltración Terrestre llevaban 44 días buscando a algunos secuestrados de los que se tenía información en la zona.
Fuentes de inteligencia militar aseguraron a EL COLOMBIANO que los secuestrados asesinados estaban en poder del frente 63 de las Farc al mando de alias "Porcelana", a quien las autoridades atribuyen el asesinato de los uniformados.
Voces de rechazo
El presidente de la República, Juan Manuel Santos, condenó el asesinato de los cuatro uniformados y señaló que estos "fueron torturados por más de diez años y terminaron vilmente asesinados".
El Jefe de Estado envió las condolencias a las familias e indicó que este acto es una demostración "de la sevicia y crueldad de las Farc. Se encontraron cadenas al lado de los asesinados. Cuando se vieron enfrentados con la Fuerza Pública no tuvieron reparo en asesinarlos a mansalva. Es un crimen atroz que merece la condena de todo el país y de la comunidad internacional".
Santos aseguró que con este acto de barbarie lo único que se logra es inyectarle a la Fuerza Pública "más determinación para seguir combatiéndolos con todo lo que está a nuestro alcance".
El ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, rechazó el asesinato de los cuatro miembros de la Fuerza Pública y señaló a las Farc como el único responsable de estos "crímenes considerados de lesa humanidad".
"Nosotros esperamos que el planeta entero, Colombia entera, las organizaciones nacionales e internacionales de Derechos Humanos repudien este terrible asesinato, esto fue un asesinato a mansalva, a sangre fría, con tiros de gracia", dijo Pinzón.
El jefe de la cartera de Defensa, expresó que a las Farc lo único que les importa es la soberbia y que su actitud es criminal, "una actitud que los lleva a asesinar con tiros de gracia a personas en absoluto estado de indefensión, después de años y años de secuestro, de abusos, de vejaciones".
El gobernador electo del Meta, Alan Jara, quien estuvo siete años secuestrado por las Farc, recibió con mucho dolor e indignación el asesinato de estas personas "que durante tantos años sufrieron la pérdida de su libertad". Jara clamó por la libertad de los que quedan en la selva y recordó la zozobra de los secuestrados en la selva ante el temor de ser fusilados.
El exsecuestrado Luis Eladio Pérez, rechazó el asesinato y afirmó que es un hecho muy triste "porque esa no es la suerte que merece una persona que estaba luchando y esperaba recuperar la libertad".
Por su parte Marleny Orjuela, directora de Asfamipaz pidió solidaridad al país "porque nos duele la indiferencia. Qué dolor y qué vergüenza llamar a eso revolución", expresó Orjuela.
El director de la Ong Defensoría Militar, Jean Carlo Mejía, expresó a este diario que el asesinato de los policías y militares es una violación al Derecho Internacional Humanitario "porque se conoce que los mataron amarrados a los árboles".
Claman justicia
Pese a la confirmación de la muerte del militar y los policías, algunos de los familiares mantenían viva la esperanza de que sus seres queridos estuvieran con vida.
Claudia Tulcán, esposa de Libio José Martínez, no pudo contener el llanto cuando en conversación con este diario, se enteró de la muerte de su esposo al escuchar en la radio la noticia del asesinato. El hijo de Libio José Martínez, Johan Steven, viajó de Santa Marta a Pasto a reunirse con su madre tras la noticia de la muerte de su padre.
El pasado 20 de noviembre, en La Caravana por la Libertad, Ángeles Moreno, la madre del uniformado asesinado, Álvaro Moreno, agradeció el acompañamiento de algunos colombianos en estas marchas y le pidió a la guerrilla "por favor, nos entreguen a nuestros hijos vivos y en libertad". Cinco días después, su hijo fue fusilado por esta guerrilla.
Los familiares de los asesinados viajaron la noche del sábado a Bogotá para esperar los restos de sus seres queridos.