En Inglaterra hay un temblor político. Un movimiento telúrico que empezó desde la periferia del poder, con escándalos periodísticos, chuzadas telefónicas; y ahora se acerca peligrosamente al Primer Ministro, David Cameron.
La historia arranca en el 2011 cuando se reveló el alcance de una trama de interceptaciones telefónicas ilegales hechas años atrás por periodistas que buscaban primicias. En medio del bochornoso escándalo estaba el periódico amarillista News of the World, que reconoció haber realizado escuchas de políticos, miembros de la realeza e incluso gente del común. Perseguían "chivas" mientras oían conversaciones o revisaban mensajes de voz.
El sensacionalismo británico es reconocido en el mundo entero. La falta de ética de los tabloides de la isla no tiene límites, pero este escándalo fue más allá: las escuchas se dieron en años como 2005 y 2006 cuando Andy Coulson era el director del rotativo. Coulson, quien renunció en el 2007 a ese cargo, se convirtió después en la mano derecha del ahora Primer Ministro David Cameron. El mismo hombre que había rebajado su ética para permitirle a sus periodistas interceptar la privacidad de otros, fue entonces el jefe de comunicaciones de la cabeza del estado inglés. Al conocer el escándalo en el 2011 Cameron, por supuesto, expulsó a Coulson, y aseguró que contratarlo fue un error.
Hace apenas una semana Coulson fue encontrado culpable por las chuzadas y sentenciado a prisión. La pregunta que se hace hoy toda Inglaterra es si Cameron conocía de las andanzas truculentas de su mano derecha cuando lo contrató. La mayoría de ingleses parece responderse afirmativamente por lo que a Cameron se le ve como un cómplice desde el poder.
Nosotros, acostumbrados a que en Colombia la ilegalidad toque a los más poderosos sin que siquiera les haga mella, podemos considerar excesivo el escándalo, pero en Inglaterra es a otro precio. La presión sobre Cameron es sofocante y el escándalo crece con las horas.
Es cierto que la porquería ronda por igual la política de países poderosos y pobres, la diferencia es cómo se le maneja. Por eso es que hay que estar atentos a este escándalo, puede ocurrir un cataclismo político que mueva a Europa y nos enseñe la importancia de ser severos contra los vacíos éticos de nuestros gobernantes.
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