Aquella imagen en Paz de Ariporo con cientos de chigüiros entre el barro buscando una última gota de agua para no morir de sed, como sucedía a otros miles de su especie; o las pieles de las babillas resecas por el sol, o de reses muertas junto a pastos secos con la piel pegada a las costillas, al parecer no fue por el calentamiento global como lo manifestaron en su momento, autoridades civiles e instituciones gubernamentales.
El estudio hecho en Casanare y revelado ayer por la Contraloría, muestra que la muerte de los 9.245 animales encontrados (entre chigüiros, peces, babillas, tortugas, venados, iguanas, armadillos, güios negros, osos hormigueros y animales domésticos de la zona, se debió en gran proporción "como respuesta a la serie de actividades antrópicas no planificadas".
Las acciones fueron relacionadas por los expertos de la Contraloría como actividades que rompieron el equilibrio del ecosistema, principalmente los cultivos de arroz y la ganadería que modificaron el curso de ríos drenajes o bebederos, además la quema de terrenos para la siembra, así como actividades relacionadas con la perforación para la exploración petrolera y la construcción de vías que alteraron el curso de afluentes.
"Dentro de los principales resultados, se encontró que las actividades de ganadería y cultivos de arroz del municipio de Paz de Ariporo, aportan modificaciones sustanciales de largo plazo en el tiempo, en cuanto establecen relaciones conflictivas ya sea con las zonas húmedas permanentes, zonas de inundación de invierno o la vegetación nativa (por quemas), por lo que las actividades agropecuarias modifican la cobertura vegetal y la red de drenaje natural de acuerdo a las necesidades de agricultores y ganaderos".
Dice la Contraloría que el recurso del agua "debe ser compartido o en caso dado debe competir entre sus necesidades y las de la fauna y flora nativa, situación que finalmente afecta igualmente la recarga de acuíferos y el nivel freático local y regional".
Dijeron que era normal
La sequía que afectó Paz de Ariporo entre febrero y marzo de 2014 les dejó, según el alcalde de esa localidad, Édgar Bejarano, más de 30 mil chigüiros muertos y un problema que traspasó las barreras de lo ambiental a lo económico con la muerte de ganado utilizado para el consumo humano.
Ante la mortandad y el desastre ambiental se habló de normalidad. La ministra de Medio Ambiente, Luz Helena Sarmiento, expresó: "El tema de Casanare no fue la tragedia que presentaron. Nosotros tenemos una población un millón de chigüiros y se murieron 6.000 chigüiros".
Brigitte Baptiste, directora del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, tampoco vio nada extraño en la mortandad y la sequía, y por el contrario aseveró: "La pérdida de fauna silvestre es normal durante esta temporada seca", y agregó que las actividades petroleras no tenían nada que ver en el daño ambiental.
"Estas compañías eventualmente perforan pozos y afectan aguas subterráneas con actividades que no están relacionadas con esta sequía que es superficial", dijo.
Tras conocer el informe de la Contraloría, El Colombiano buscó las versiones de el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, del Instituto Alexánder von Humboldt, y de Corporinoquia, pero la respuesta fue que se pronunciarían el viernes, o que estaban en reuniones y no podían atender. El alcalde de Paz de Ariporo, Édgar Bejarano, nunca contestó las llamadas.
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