Cuando se habla de competitividad hay una referencia implícita a la aplicación de tecnologías en los procesos de producción. Sin embargo, la base del desarrollo tecnológico se sustenta en el avance de las ciencias tanto básicas como aplicadas y, en una dimensión más amplia de competitividad, también en el avance de las ciencias sociales.
Desde esta perspectiva, es necesario lograr un lenguaje común sobre lo que significa ciencia y tecnología para comprender cuál es la dinámica y la evolución de ambos conceptos en el ciclo de la competitividad.
Qué es ciencia?
Por ciencia se puede entender el conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales tanto en el campo de las ciencias naturales como de las ciencias sociales. Ambos campos desarrollan métodos científicos para resolver preguntas sobre fenómenos sociales y naturales.
El aporte de las ciencias a la competitividad es determinante, toda vez que se constituye en la base de conocimientos para ser aplicados y desarrollados en la creación de tecnologías por la vía de las ingenierías o por la vía de procesos sociales y culturales cuando se trata de las ciencias sociales y humanas.
Qué es la tecnología?
Por tecnología se puede entender el conjunto de teorías y de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico y también del conocimiento empírico y ancestral. La tecnología no sólo contribuye a aumentar la productividad económica de una organización o de un país, sino que también puede influir en la calidad de vida al proveer una serie de bienes y servicios que mejoran el bienestar de los individuos y la sociedad. Tanto la ciencia como la tecnología son prerrequisitos de la innovación.
Qué es innovación?
Por innovación se entiende un modo distinto de hacer las cosas. Puede ser el resultado de diferentes combinaciones de los factores de producción como el trabajo y el capital. Hay un ciclo de la competitividad de un país y su grado de "atractividad".
El ciclo comienza con la investigación científica y termina con el aprovechamiento social de las innovaciones. En todo caso, la innovación se refiere a creatividad y originalidad y se alimenta del desarrollo tecnológico y de procesos sociales.
Los conceptos de ciencia, tecnología e innovación toman mucho más sentido cuando no solo se refieren al aumento de la productividad de la economía sino que contribuyen a mejorar la calidad de vida de la población que es justamente el objetivo de la competitividad entendida en el sentido más amplio.
En Colombia todavía hay mucho por hacer en términos de ciencia, tecnología e innovación. Como se muestra en el gráfico 2, aunque ha habido una evolución positiva en la inversión en actividades de ciencia, tecnología e innovación (Acti) como porcentaje del PIB, aún el país está lejos de llegar a los niveles necesarios para que los efectos de tales inversiones tengan un impacto realmente significativo sobre el desarrollo económico y social. La inversión en actividades de investigación y desarrollo (I+D) son todavía más precarias y apenas representan el 0,16 por ciento del PIB.
En el cuadro segundo se observa la posición de Colombia frente a un conjunto de países seleccionados en cuanto a inversión en Acti como porcentaje del PIB.
Preocupa la cifra que exhibe Colombia, toda vez que el país se ha embarcado en un propósito de competitividad lo cual exige mayores inversiones y resultados en términos de desarrollo científico, tecnológico e innovador con miras a lograr niveles de crecimiento y desarrollo humano sostenibles.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6