En la mañana cuando se toma el jugo de naranja usted contribuye con las cuatro toneladas de cáscara que se producen cada tres días en Antioquia.
Se ha preguntado qué se hace con estos desechos cítricos. La citropulpa, como se denominan, termina en rellenos sanitarios, con el impacto que eso genera como todo desperdicio.
Para las empresas productoras de jugos, la cáscara es un residuo y a su vez la industria productora de alimentos concentrados para animales sufre por los precios vulnerables de materias primas que importan como el maíz y la soya.
Estas dos problemáticas tienen una sola solución dado que los desechos de naranja pueden ser parte esencial del alimento en animales.
El instituto de Energía y Termodinámica de la Universidad Pontificia Bolivariana, dentro del convenio Sena - Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura Iica, desarrolla un proyecto para la implementación de la citropulpa en la elaboración de concentrados.
Desde julio del año pasado se inició el proyecto, con el cual investigadores y algunas empresas privadas adelantan la implementación de un secador solar.
Para utilizar los desechos de naranja como materia prima se implementa el método del secador tipo invernadero con la cáscara regada en el suelo. Sin embargo, este proceso tarda ocho días y favorece la descomposición de ese componente.
La idea es terminar a mediados de este año, con un prototipo construido para secar el producto, afirma César Isaza, ingeniero del instituto.
Basados en un estudio de temperatura y humedad del aire, de velocidad y de diversas variables técnicas, el grupo de investigadores diseñó un secador que cumple con estándares de calidad de valor nutricional, grado de humedad y propiedades fisico-quimicas. El objetivo es lograr en tres días el secado de 400 kilos de producto y con unas características de calidad mucho mejores.
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