Eso de que para los comerciantes el dólar barato los pone a las puertas del cielo, hay que mirarlo con beneficio de inventario.
Según Rafael España, director de Estudios económicos de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), la pérdida de peso del dólar frente a la moneda colombiana, o revaluación, lidera el ranking de los problemas que tienen los industriales colombianos.
Esto resulta consistente con las constantes quejas de los empresarios que colocan parte de su producción en los mercados mundiales, pues a la hora de monetizar o cambiar sus dólares en Colombia reciben menos pesos por cada billete verde.
Lo llamativo es que, según España, los comerciantes también ubican en un sitial importante a la revaluación como problema. Traer del exterior mercancías y pagarlas con dólar de 1.700 pesos suena atractivo. No obstante, el mal genio comienza a aflorar en sus rostros cuando por las oscilaciones de la divisa el precio retrocede y el importador aún no ha logrado colocar sus productos entre los consumidores.
Viene un problema adicional: Esas mercaderías que están dentro del inventario, y que se desvalorizaron, ¿a qué precio se deben registrar?
De ahí se desprende una lección importante para estas épocas en que la cotización del dólar sigue el ritmo propio de un electrocardiograma: llenarse de inventarios es fatal. España aconseja ese bien planeado y refinado sistema del justo a tiempo, de manera que los productos permanezcan el mínimo de días posible en manos del comerciante.
Durante una conferencia que dictó en el Parque Comercial El Tesoro, el también profesor universitario reconoció que era muy difícil sostener el nivel de actividad que registró la economía colombiana en el primer trimestre de 2007, cuando el crecimiento fue del 9,11 por ciento. De hecho, en igual período del 2008 se logró un registro de 4,1 por ciento.
La euforia del 2007 llevó a muchos hombres de negocios a elaborar unos generosos presupuestos de ventas, que no se han cumplido en medio de la desaceleración económica en que se mueve, no sólo Colombia, sino el resto de la región latinoamericana.
En los escenarios de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), América Latina bajará de un Producto Interno Bruto (PIB) del 5,7 por ciento en 2007 al 4,7 por ciento en 2008.
Entre los países que bajan más aparece Colombia, al pasar del 7,5 al 5,5 por ciento. Sin embargo, es de anotar que según las cuentas del Banco de la República, el crecimiento de la economía colombiana ya no estará en su cálculo inicial del 6 por ciento, sino entre el 3,3 y el 5,3 por ciento.
Las cifras presentadas por España resaltan el frenazo de las ventas del comercio en mayo. Hasta las llamadas grandes superficies la están viendo dura, como se colige de sus ventas por metro cuadrado. En los últimos datos disponibles para el 2008 aparece un indicador negativo del 3,3 por ciento. Nada qué ver con las épocas de bonanza que sugiere la rentabilidad promedio del 5,8 por ciento en todo el año 2006. Hasta añoranza deben sentir hoy de la renta promedio del 1 por ciento con que terminaron el 2007.
A pesar de los pesares, el analista afirma que las cosas no están para irse de la fiesta. Hay que aprender a bailar otros ritmos y eso es válido para los mismos centros comerciales, en donde hay más oportunidades de negocios. Como ejemplo toma los cines. En Colombia hay 338, para un promedio de 0,73 por cada 100.000 habitantes. México tiene 2,96; Venezuela 1,12; y Chile, 1,05.
En definitiva, dice España, "la economía no coquetea con la recesión, pero sí nos cambió el ritmo". El reto, es permanecer en la fiesta.
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