Sentada en una pequeña mesa de madera Valentina sostiene las tijeras con la habilidad de un adulto. La pequeña de cuatro años hace figuras con las revistas viejas que le regala su mamá.
No es una niña como otra de su edad. Se la pasa preguntando todo y muestra una asombrosa inquietud por aprender cosas nuevas.
Ella, que reconoce el camino a su casa, ubicada en la vereda La Quiebra del Municipio de Santo Domingo, tiene un talento que no se puede desconocer. A su corta edad sabe leer, escribir, sumar y las tablas de multiplicación y domina muchas palabras en inglés.
Su madre, Yolanda Carvajal, ha sido su maestra. La niña no ha asistido a un centro educativo.
A los dos años, cuando Yolanda leía la Biblia en las noches, la niña se acercaba para que le leyera en voz alta. "Siempre ha mostrado un interés por aprender y a cada rato me "corcha", cuenta la mujer.
En su humilde vivienda madre e hija comparten los días mientras su padre, José Alirio Uribe, trabaja como mayordomo y su hermana Maritza estudia administración agropecuaria en el Sena.
A pesar de ser una familia que subsiste del jornal de Alirio y de las ventas por catálogo de Yolanda, a Valentina nunca le falta lo esencial.
Con el programa Maná de la Gobernación, además, recibe dotación de galletas y leche mensualmente.
Cuando se despierta en las mañanas ora junto a su madre y después repasan las tablas de multiplicar.
Desde que tenia dos años comenzó a estudiar los números utilizando los tradicionales conjuntos que las profesoras utilizan en guardería.
Yolanda, además, le enseñó las vocales, las consonantes y cómo sonaban juntas.
"Al principio me daba miedo enseñarle porque dicen que uno no los puede atacar con tanta información, pero ella me preguntaba por todo, lo que veía en televisión y en libros".
Con el tiempo y las prácticas aprendió a leer y escribir y los cuadernos en los que trabaja hoy muestran que está aprendiendo a dividir.El talento
Para su progenitora, llama la atención también la memoria que tiene. "Cuando le leo un cuento, se lo aprende y si hay una palabra desconocida me la hace buscar en el diccionario".
La mayoría de días de la semana estudian juntas. Luego de enseñarle las lecciones, le hace dictados y le pone planas para que practique sola.
Como nunca ha asistido a un centro educativo a su madre le preocupa la socialización de la niña. Por eso cada semana mientras vende sus productos en el corregimiento de Santiago, la deja en una guardería por una hora para que socialice con los demás niños.
Con su vecino Juan David, la pequeña pasa las tardes jugando. Según Nelson Gaviria, licenciado en educación física de la Universidad de Antioquia, la niña es el centro de atención cuando comparte con más niños, por su forma de hablar, entender y ver las cosas.
Néstor la conoció en un programa de la Universidad de Antioquia llamado Municipios saludables.
En una de las visitas que realiza cada dos meses se percató que precisaba atención especial.
Fue él quien le sugirió a Yolanda hacerle un examen en el centro de Neurociencias para medir sus capacidades. Para el profesional, la niña tiene habilidades que se salen de lo común.
Ella tomó la decisión de someter a su hija a la evaluación, pero la EPS se lo negó.
Después de hacer muchos trámites entre ellos una acción de tutela, a Valentina por fin le harán el estudio el próximo 23 de febrero.
Aunque ese gasto ya no lo tiene que cubrir su familia, lo que desean sus padres es recibir apoyo económico para que pueda ingresar a un centro educativo especial si el examen efectivamente demuestra su potencial.
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