La Fiesta del Libro y la Cultura es el espacio para reunirse alrededor de las creaciones literarias, de investigación y reflexión.
En 10 años de portar este nombre, en lugar de feria, se ratifica la idea de que prima la celebración alrededor del libro, como una extensión del cerebro humano, y de la cultura como esa creación colectiva.
Les sirve a los lectores y autores para que se acerquen y conversen sobre temas que les son afines.
Un espacio que permite descubrir autores. Descubrir, en ese sentido de la palabra en el que nos referimos a encontrar, y que no necesariamente sean nuevos para la industria editorial, pero sí para cada persona en la Fiesta, que no tiene obligación de conocer a nadie, ni siquiera a los que se dicen consagrados.
Para muchos es novedad la poesía de Juan Calzadilla, el escritor venezolano, que recibió el Premio León de Greiff. O escuchar las ideas de John Wray, Fernando Araújo, Yolanda Reyes, Gílmer Mesa, Oswaldo Osorio o Élmer Mendoza.
De saber un poco de una localidad homónima de nuestra Medellín, en España, que tiene más de 2000 años y cuya fundación se remonta a la Edad Antigua, cuando en los suelos de Europa se extendía el Imperio Romano. Fue el municipio invitado a esta Fiesta.
Carpas temáticas en las que se difunden pensamientos o en las que se invitan a jugar alrededor del libro. Estos son espacios de fomento de la lectura. Entre estas, mencionamos dos, como ejemplo: Prensa Escuela, de EL COLOMBIANO, con conversaciones y talleres permanente, y Escuela de Pensamiento Fernando González, proyección de las actividades de un grupo que fomenta la lectura y las ideas del filósofo que pregona la autenticidad.
También hay gozo con el personaje invitado del certamen: Sherlock Holmes, el célebre detective creado por el escritor inglés sir Arthur Conan Doyle en el siglo XIX.
Y el entusiasmo que se aprecia en miles de visitantes de todas las edades alientan a pensar que el pesimismo casi histórico de los colombianos en cuanto a los porcentajes de lectura, podrán cambiar. Las librerías y editoriales de la Fiesta han estado colmadas de visitantes —y compradores—. Sin tregua.