No hay por qué llorar, le decían ayer a Yuri Alvear tras dejar ayer el tatami en el que logró una nueva medalla olímpica para Colombia.
“Es que creo que me apresuré un poco en los ataques, así es este deporte, hay que arriesgar para poder ganar. Pero no es para sentirse triste; al contrario, estoy feliz por este resultado el cual se lo dedico a mi familia en Jamundí y a todo el país”, contestó la vallecaucana mientras se le secaban las lágrimas que soltó luego de perder el combate por la presea de oro de la división de los 70 kilogramos del torneo de judo con la japonesa Haruka Tachimoto por 11-0.
La deportista que a última hora tuvo el honor de ser elegida la abanderada del país en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, respondió con creces a esta responsabilidad, ya que con fuerza, inteligencia y habilidad logró salir avante en su camino para llegar al podio.
Primero apostó a su agresividad para imponerse en su debut a la puertorriqueña María Pérez, quien adolorida por la técnica que usó la colombiana sobre ella salió lesionada del escenario.
Luego, un certero ippon (maniobra que se califica con máximo puntaje en judo y que consiste en tirar al contendor de espaldas), ante la española María Bernabéu, a falta de 2.03 minutos para la conclusión del duelo, certificó la presencia de Alvear en las semifinales, en las que derrotó a la británica Sally Conway.
Ya en la final, luego de un buen arranque, la japonesa Tachimot aprovechó un pequeño descuido de la colombiana a la que venció con un ippon.
“Esta medalla es el premio a largos años de esfuerzo, seguiré entrenando para escalar más alto”, dijo Alvear, luego de bajar del podio con una sonrisa que brillaba como la medalla de plata olímpica que colgaba en su pecho, la segunda en su cuenta personal luego ser bronce en los Juegos de Londres-2012 .