Cuando Óscar Figueroa se quitó las zapatillas en plena tarima luego de ganar la medalla de oro olímpica el lunes, de inmediato dio a entender que tras 22 años de competición ya era hora de decirle adiós a una carrera sufrida pero plagada de éxitos.
Sin embargo, y luego de la emoción, el deportista que nació en Zaragoza, Antioquia, pero que se formó en el Valle del Cauca, dejó claro que a sus 33 de edad, aún tiene fuerza para seguir dando la pelea en el levantamiento de pesas.
“Estoy valorando la posibilidad de seguir hasta Tokio-2020, todavía tengo camino por recorrer. También voy a terminar mis estudios de Administración de Empresas porque después deseo trabajar como dirigente deportivo”, indicó el colombiano, quien además, con el atrevimiento que lo caracteriza, le pidió un favor al presidente Juan Manuel Santos: “que sancione la Ley del Deporte con los ajustes y correctivos pertinentes que garanticen una sostenibilidad para los deportistas. Y que apruebe un presupuesto para la terminación del Centro de Alto Rendimiento Óscar Figueroa de Cali, para que los niños puedan prepararse allí”.
Después de superar su reto personal en Río y de convertirse en el primer hombre del país en conquistar un oro olímpico, Figueroa espera que con el aprendizaje adquirido pueda servir de instrumento para que las pesas de Colombia sigan en ascenso.