A los 19 años, la carrera deportiva de Simone Biles ya coronó la cima del éxito y los conocedores del tema no titubean al decir que la gimnasta estadounidense es la mejor del mundo.
Incluso hay quienes la comparan con Nadia Comaneci, la gimnasta rumana de 14 años que se convirtió una leyenda cuando les arrancó un 10 perfecto a los jurados en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976.
Pero aunque los movimientos de ambas gimnastas rayan con la perfección, Comaneci y Biles no podrían ser más diferentes.
La rumana de rasgos finos y cuerpo delgado sorprendió al mundo con la delicadeza y precisión de sus movimientos en las barras asimétricas, precisamente el único aparato que se le escapa a Biles. La estadounidense, en cambio, es fuerza y explosión: cuando salta parece un proyectil teledirigido que impacta sin ningún problema justo en el blanco, y remata su actuación perfecta con una simpática sonrisa que contrasta con el color moreno de su piel. Se nota que ama lo que hace.
Prueba de barra en la competencia final por la general individual en los Juegos Olímpicos de Río 2016. FOTO AP
Biles y sus potentes movimientos debutaron por primera vez en unos Juegos Olímpicos en Río 2016, donde ya consiguió dos medallas de oro en la categoría de equipos e individual general (con un arrasador puntaje de 62.198), pero el mundo de la gimnasia senior la conoció en 2013, y desde entonces no le ha quitado la mirada de encima.
Ese año, Biles se llevó el oro en la general individual del Campeonato Mundial de Gimnasia Artística en Amberes (Bélgica), repitió su hazaña en el Mundial de Naning (China) en el de 2014 y en el 2015, la gimnasta estadounidense se convirtió en la primera mujer en ganar tres campeonatos mundiales seguidos en la categoría general tras colgarse la medalla dorada en Glasgow (Reino Unido).
Como si eso no fuera suficiente para quedar inscrita en la historia del deporte, Biles también fue la primera mujer afroamericana en ganar un campeonato mundial de gimnasia en la categoría general individual y ha sido la gimnasta más condecorada en ese tipo de competencias.
Pero el camino no ha sido fácil para la niña prodigio de la gimnasia artística. Simone Biles nació en un hogar turbulento el 14 de marzo de 1997, en Colombus, Ohio (Estados Unidos). Su madre de nacimiento, Shanon Biles, tenía problemas de adicción a las drogas y el alcohol y en el año 2000 perdió la custodia de sus cuatro hijos.
Las dos niñas menores, Simone y Adria, se fueron a vivir con su abuelo materno y su esposa, Ronald y Nellie Biles. La pareja las adoptó oficialmente tres años después, el mismo año en que Simone empezó con las clases de gimnasia.
Trece años después, con solo un metro y 45 centímetros de estatura y la sonrisa blanquísima que no se le borra nunca del rostro, Simone Biles hace su debut triunfal frente a los millones de espectadores que ven desde sus casas los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Mirar sus acrobacias es un placer. Ojalá haya Simone Biles para mucho rato.