Un silletero no carga las flores, las lleva puestas. Más que recibir un premio, cada uno participa por el orgullo que significa ese colorido armazón: es el legado familiar heredado de sus antepasados.
Desde las cuatro de la mañana empezaron a llegar al lugar del desfile participantes de las 11 veredas de Santa Elena, para mostrar su trabajo a los habitantes de Medellín y el mundo. Niños desde los cuatro años hasta pioneras como Pastora Zapata, de 91 años.
Hacer silletas está en la sangre. Por eso Diego Antonio Londoño Londoño, ganador en la categoría Emblemática, expresó que ser silletero es “el orgullo de una región y el privilegio de pocos”.
Jesús Orlando Grajales Atehortúa
Ganador absoluto y en categoría Monumental
Como líder absoluto de la edición 61 del Desfile, este campesino de la vereda El Plan encabezó el recorrido.
De su profesión cree que es un oficio empírico, pero sus flores son una obra de arte: “Me inspiro en los colores y las variantes para ver cuáles poner al final. Elijo las flores en el fresquito de la mañana, las trabajo en la noche, pero al amanecer llegan lindas”, le dijo a este diario minutos después de recibir la noticia. Su voz estaba exaltada y su rostro se le veía emocionado. Era un galardón que venía esperando hace años. Cuando se dijo su nombre saltó tres veces en el podio y abrazó a sus vecinos.
John Jairo Grajales Gómez
Ganador en categoría Tradicional
“Ser silletero es todo en mi vida”, dijo después de obtener el premio. El año pasado fue el ganador absoluto y de la misma categoría. Para este campesino de la vereda El Porvenir es un honor marchar en este evento, en el que lleva 27 años asistiendo –ahora tiene 56–.
Huber Alberto Hincapié Rodríguez
Ganador en categoría Artística
“Sin mi familia esto no sería posible”, dijo apenas recibió el premio. Huber Alberto pertenece a la vereda San Ignacio.
Para este participante la esencia de este certamen es la familia y el cuidado por la naturaleza: “La mejor herencia que puede legar a sus hijos es un planeta donde puedan vivir y sea posible respirar”.
Su propuesta tenía en relieve un árbol con una mariposa.
Diego Antonio Londoño Londoño
Ganador en categoría Emblemática
Este habitante de la vereda Barro Blanco quería representar a los niños de los cinco continentes. La idea le surgió en su casa con su hermano Felipe –son ocho en total–. Querían aludir a un tema universal y por eso escribieron con flores la palabra paz en nueve idiomas distintos. “El concepto central alude a que los niños algún día puedan vivir un mundo sin guerra y sin violencia”, comentó.
