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Así se formaron como diseñadores seis colombianos

Algunos han empezado a forjar sus carreras por fuera del país. Consejos y recomendaciones para aquellos que apenas empiezan.

27 de julio de 2016
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Emprender no es fácil y equivocarse no está mal desde que cada error se asuma como un aprendizaje. Esas son dos de las advertencias que seis diseñadores colombianos les hacen a quienes quieran hacer carrera en moda y tener su propia marca.

Cada uno de ellos tiene una historia particular sobre el camino que recorrió para iniciar y desarrollar una carrera como diseñador. Algunas de ellas marcadas por las influencias familiares: un padre sastre, una madre diseñadora, una tía que cosía. Otras nacieron desde la experiencia en profesiones distintas como la arquitectura, el canto y la fotografía. Sin embargo, cada paso los llevó a terminar compartiendo una pasión exigente en la que la creatividad, la identidad y la combinación con otros oficios son esenciales para construir un nombre que sea referente en el universo moda del país.

Edwing D’Angelo, diseñador colombiano radicado en Nueva York, es uno de los que cree que con ser creativo no basta y entiende que es necesario conocer cómo está organizada la industria de la moda y cómo algunos sectores de la economía pueden afectarla. “Un diseñador debe ser capaz de liderar y entender los aspectos corporativos de su empresa”.

Por su parte, Lía Samantha, la diseñadora bogotana de familia chocoana, considera que es importantísimo planificar y tener el tiempo suficiente para este oficio. David Alonso, director creativo de Erikó, quien repite este año en Colombiamoda, cree que cada diseñador debe “ser diferente”, tener su sello.

Además de esos consejos, coinciden en que estar en redes sociales es una forma de dar a conocer su trabajo y tejer una red de contactos. David, por ejemplo, obtuvo así su primera pasarela. Además, diferenciarse por medio de los materiales que usan e informarse sobre moda a través de revistas, blogs especializados, viajes y ver otros desfiles son formas de enriquecer la profesión

David Alfonso

David Alfonso es el director creativo de su marca Erikó. La creación de ella se dio después de pasar por un posgrado en investigación en proyectos de diseño de indumentaria en Buenos Aires, Argentina, pero antes de eso se había graduado como arquitecto.

Cuando emprendió su carrera como diseñador dio tal vez el paso más difícil: “dejar de pedirle opinión a terceros”. Por eso cree que encontrar una identidad para que el trabajo fluya es ideal al comienzo.

El suyo está enfocado en los hombres. Se manifiesta por medio de colores y texturas. La mente de Erikó describe sus materiales como no convencionales y por ello no se limita a tiendas de telas y busca asesoría en grandes casas de textiles. Inició solo este proyecto creativo, “hacía de todo”, dice, y ahora son cinco personas porque “no soy de equipos grandes”. Fue a través de sus redes sociales que, con solo diez meses de creada la marca, los organizadores del Vancouver Fashion Week lo invitaron. Esa fue su primera pasarela. La última la tuvo en un evento de moda en el Art Meets Fashion en EE.UU. Erikó lleva tres años en el mercado. Su inspiración nace “de lo no convencional, de lo inusual. Reinterpreto y uso aquello que no es permitido o normal”. Así trata de ser fiel a su identidad, algo que le aconsejaría a cualquiera que decida ingresar a la moda. Les diría que no le teman a los errores, pues cree que de ellos pueden salir mejores cosas. Como aquellos que apenas empiezan, David también tiene sueños, quiere ir a un desfile de Thom Browne, “sastrería masculina sin límite, sus shows son de otro mundo”.

Pepa Pombo

Pepa se formó en la academia. Iniciar su carrera como diseñadora fue tal vez la decisión más difícil que tomó al comienzo, pero después de eso el trabajo perseverante le ayudó a conseguir sus propósitos y ahora su nombre es referente de la moda en Colombia y otros países como México.

En ese camino ha estado acompañada de su familia. Desde que comenzó, hace cerca de 40 años, hasta ahora, ha hecho de Pepa Pombo una empresa familiar de la que un hermano, hijos y sobrinos hacen parte.

También ha tenido siempre el empuje para emprender. Su primera pasarela fue un desfile privado organizado por ella misma. Así mismo fue el último, esta vez en París, Francia.

Su marca y su tienda tiene cuatro decenios, pero comenzar no fue fácil. “Nada en la vida lo es, se necesita mucha dedicación y perseverancia para alcanzar las metas”, menciona Pepa.

Para inspirarse son imprescindibles los materiales con los cuales va a trabajar. Los elementos de su estética los toma de todo, de la vida en general, pero sus referencias siempre están cambiando, cualquier detalle puede estimularlas.

Pepa no duda en decir que de su carrera como diseñadora repetiría cada paso, porque “de los errores siempre se aprende”. A aquellos que apenas se forman les aconseja ser creativos, crear una identidad, ser constantes, pacientes y, sobre todo, sentir pasión por su trabajo. Ella la ha sentido y se la ha transmitido a cada persona que la acompaña. Asegura que prefiere no mirar hacia afuera, si se trata de tener referentes, y más bien dedicarse a crear. Así ha consolidado y mantenido su marca durante tantos años, siendo fiel a aquello que le gusta y siente que debe quedar plasmado en sus prendas.

Lía Samantha

Lía es cantante, pero también estudió moda. Lo hizo en la Corporación Unificada Nacional de Educación Superior (CUN) y, aunque ese fue su paso por la academia, siente que en gran parte su formación es empírica porque su padre es sastre y desde niña, mientras lo acompañaba en su labor, lo observaba. Cuando estuvo en la CUN tuvo que alternar las obligaciones estudiantiles con el trabajo. Para hacerlo tomaba prestado el taller de confección y fue así como empezó a crear las primeras prendas que comercializó.

Los materiales han sido fundamentales en la carrera de Lía. Al comienzo los conseguía recorriendo los almacenes de telas del centro de Bogotá, ahora los trae hasta del África.

Para transformar esa materia prima en prendas comenzó a trabajar solo con una persona, su modista, que la viene acompañando desde hace 8 años. Ahora su grupo trabajo es más grande, cuenta con un manager, una gerente, dos diseñadores, uno industrial y otro de moda, una jefe de prensa, un equipo de diseño gráfico, de fotografía y video, maquilladora, modelos profesionales, un asistente personal, un luminotécnico y tres personas en su taller de confección. Para llegar ahí primero tuvo su primera pasarela. La consiguió con apoyo de la Secretaría de Cultura de Cali, durante la Cumbre Mundial de Mandatarios Afro. En todo el proceso de proyección de su marca cree que las redes sociales han sido una herramienta fundamental y como consejo a quienes apenas están emergiendo en el diseño dice: “hay que dejar de ver la moda como algo superficial, el vestuario comunica cómo te sientes en lo más profundo, por lo tanto la moda es arte y el ego no tiene nada que ver con ella”.

Jorge Orozco

Jorge es diseñador de vestuario de la Universidad Pontificia Bolivariana y estudió fotografía en Mango Lab en Londres, además de que cursó un semestre con un sastre italiano en Buenos Aires.

Siempre tuvo la industria textil cerca, su familia se ha dedicado a la importación y exportación de textiles y fue de ahí de donde empezó a obtener los materiales para trabajar.

Como diseñador siente que el paso más difícil que ha dado es creer en lo que hace. Esa dificultad la superó “creyendo”, dice él, solo de esa manera.

Así llegó a tener su primer desfile en la pasada edición de Colombiamoda, en la pasarela Non-Stop, donde mostró su colección denominada Motín. Este año estará de nuevo, esta vez en la pasarela Alcaldía de Medellín Épica, un espacio desarrollado en asocio con Inexmoda donde se busca mostrar el talento emprendedor de la ciudad, en esta caso, de la moda.

Allí estará con su marca Orozco Clothing que lleva tres años en el mercado. Empezó con un sastre, ahora son tres; además, tiene un practicante de diseño y dos pasantes de pasarela. “Emprender no es fácil”, señala, pero en su carrera profesional volvería a equivocarse si de esa forma va a aprender, pues cree que los errores lo han ayudado en el desarrollo de su profesión.

Lleva la sastrería en la sangre, asegura, y piensa que lo más importante es “creer en el trabajo que se realiza”.

Orozco quisiera que su marca estuviera en el London Fashion Week. Prefiere no inspirarse en otro y trata de observar lo necesario, solo “lo relacionado con aquello que necesite”.

Edwing D’angelo

Cuando estaba iniciando su carrera como diseñador, Edwing D’Angelo tuvo una crisis financiera. Para él fue un momento difícil, apenas estaba comenzando, sin embargo, lo superó y de ahí quedó uno de sus mayores aprendizajes, el que quisiera transmitirle a otros: no cometer el error de querer hacer crecer muy rápido las marcas, esa es una tarea que toma tiempo y que exige cautela. Nació en Buenaventura, pero cuando era apenas un adolescente se reunió con su mamá en Nueva York. Allá estudió Bellas Artes, no obstante, piensa que la academia solo se encargó de pulir una pasión por el diseño que tenía desde niño cuando veía a sus tías coser y crear prendas. Con ese impulso, y en La Gran Manzana, una de las cunas del diseño en el mundo, decidió tomar cursos de patronaje, confección y textiles para tomarse en serio la que quería fuera su profesión. Edwing asegura que el diseño de moda exige ser multifacético y multidisciplinario, no basta con ser creativo si se quiere crear una marca y abrir tiendas. A él lo ayudó “la habilidad de adaptación y mi infinita curiosidad por aprender”. Todo eso lo llevó a conseguir su primera pasarela en un auditorio de la Universidad de Columbia, a solo unas cuadras de su primera boutique en Harlem, el barrio newyorkino en el que vive. Es allá, en Manhattan, donde consigue toda la materia prima que demanda su trabajo. Sin embargo, uno de sus propósitos (que está empezando a cumplir) es maquilar en Colombia. Su tierra, de alguna manera, lo llama. Es prevenido y por eso prefirió tomar un modelo que, según él, se adapta a las empresas que apenas nacen, algunas labores como la publicidad, el mercadeo y los montajes se los deja a contratistas, mientras que en su equipo fijo aumentó los sastres y las modistas, sumó un comunicador y un administrador de redes sociales. Él cree que así corre menos riesgos y puede seguir vistiendo feliz a algunas celebridades en EE.UU.

Andrea Landa

Cada vez que Andrea Landa empieza una nueva colección se pregunta si será capaz de superar la anterior. Ese es su reto más grande, un recorrido que, según ella, va tomando forma poco a poco y durante el cual se autocuestiona cada tanto. Sobrellevar ese reto es posible gracias a su equipo de trabajo y a las personas que la asesoran. Por eso su indicación es encontrar un grupo conformado por gente a la que le apasione cada una de las cosas que hace y que además sean grandes conocedores de las tareas de sus áreas. En el caso de ella empezó con cinco personas, “un grupo sólido y apasionado”, dice. Ahora es de 10 y sigue teniendo las mismas características. Es diseñadora, se formó profesionalmente, pero como otros de sus colegas las influencias le llegaron desde su familia, en el caso de ella, por su madre Ana María Aguirre. “Me la pasé entre cueros, herrajes y diferentes materiales debido a que mi mamá tuvo un negocio de accesorios de cuero”. Mientras pasaba el tiempo con su madre se enamoró del cuero, de su olor, texturas “y de sus infinitas posibilidades”. Gracias a su mamá también aprendió lo valioso de ser empresaria y lo importante que es emprender. Con esas enseñanzas y después de un trasegar entre viajes, en los que siente tuvo una transformación personal, comenzó un camino de exploración en la moda y se formó en mercadeo y comunicación, áreas que considera fundamentales para aquellos que quieran emprender.

Andrea lanzó su marca homónima y tuvo su primera pasarela en 2012 en el Cali ExpoShow. La más reciente fue en 2015, después de ser seleccionada como parte de la pasarela de Non-Stop en Colombiamoda.

Su recomendación es creer en sí mismo y crear un estilo propio, “un sello verdadero y auténtico que los defina”.

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