Cuando tenía 10 años Fabián Ríos sufrió un accidente automovilístico y estuvo a punto de perder su pierna izquierda. Tras los esfuerzos, los médicos lograron salvarle la extremidad, pero perdió la movilidad de su tobillo, y masa muscular. Su pierna es más delgada y no tiene la funcionalidad normal.
A pesar de esa discapacidad, este bellanita fornido y de ojos claros siempre se inclinó por el voleibol convencional. “Jugaba como opuesto y pasador y me iba bien, pero me resultaba difícil competir, pues mientras los rivales saltaban con los dos pies yo lo hacía con uno”, relata quien hoy en día es una de las figuras de la selección Antioquia que participa en el Torneo Nacional de voleibol sentado en el coliseo Tulio Ospina, de Bello.
Hace dos años alguien le habló de él al entrenador Miguel Ángel Ortiz, quien lo llamó y le explicó las características de esa modalidad. Aceptó la convocatoria y en los dos primeros campeonato nacionales fue declarado el mejor atacante. Así llegó el llamado a la Selección Colombia, en la que aspira a jugar los Juegos Parapanamericanos de Toronto, en agosto próximo.
Acaba de regresar de un fogueo en Brasil, donde comprobó el alto nivel de este deporte en el mundo. Y se nota pleno, pues nunca imaginó que a sus 36 años pudiera vivir una experiencia competitiva no solo en Colombia, sino en el exterior, “es algo maravilloso”.
Fabián, profesional en Deporte del Politécnico Jaime Isaza Cadavid y quien trabaja como entrenador personal, confiesa que el pasado vivió momentos complejos. Varias veces, mientras jugaba voleibol convencional, escuchó que le gritaban que se fuera para sentado. Y al llegar a este, en el comienzo, se sentía incómodo.
“Pero cuando la gente conoce este deporte y sabe que es igual de exigente, uno se siente mejor. Estoy orgulloso de estar en este grupo”, dice Ríos que también resalta su aprendizaje en la selección nacional.
