Una de las discusiones modernas del fútbol es acerca de mantener un sistema táctico invariable independiente de la propuesta del rival o ir cambiando de módulo de acuerdo a las necesidades de cada partido.
En los siete compromisos que disputó el DIM este semestre saltó al terreno de juego en busca de respuestas y resultados. Algo que a esta altura del semestre parece ser contraproducente pues el equipo evidencia la necesidad de estabilizar una idea, no solo por la falta de resultados, sino porque hay jugadores a los que se les nota incómodos y fuera de lugar.
Favorecer a Arias a Andrés
Para el antioqueño Javier Álvarez, extécnico del Poderoso, con el entorno indicado, Diego Arias y Andrés Ricaurte pueden ser generadores de un fútbol ofensivo aún mejor que el que produjo el DIM el semestre anterior.
Eso sí, ambos necesitan el entorno indicado y el cual no han encontrado aún. De ahí a que Ricaurte luzca en un nivel tan distante al de 2018.
“En Nacional, por ejemplo, el mejor momento de Arias fue cuando pudo consolidarse en la titular con un 4-2-3-1 en compañía de un volante mixto, más adelantado, un creativo y hombres rápidos por los costados con los que conectaba muy bien con lanzamientos largos”, explica el estratega antioqueño.
“Con estos dos hombres de soporte, Andrés Ricaurte asumiría más labores creativas, no tendría que replegarse a buscar enviar un balón largo o hacerse de la pelota tan atrás”. concluye.
De atrás hacia adelante
Cabe resaltar que con esta formación saltó el DIM al campo para el juego ante América que perdió 3-0. Partido en el que la defensa se llevó las peores calificaciones. Por eso, para el técnico Néstor Otero, el cuadro rojo requiere de un sistema compacto y veloz, que parta desde el cero y confíe en la visión de juego de Ricaurte y Arias, en menor medida, para nutrir a los atacantes. Un 4-3-3 que les facilite verticalidad, superioridad numérica atrás y buen “despliegue y repliegue”.
Así jugó ante Junior, en el que probablemente jugó los mejores 45 minutos de este semestre, pero que acabó perdiendo 3-2, por errores puntuales en defensa.
Lo que sí parece claro es que insistir en línea de tres o cinco atrás, como lo hizo en los dos juegos ante Palestino, es error garrafal. La sincronía que requiere ese módulo es algo que el nivel de los jugadores no puede ofrecer actualmente y le impone más riesgos a Zambrano cuando tiene poco margen de error.