Desde que se filtró que el técnico argentino Pablo Guede estaba en carpeta de Atlético Nacional, su nombre no ha pasado desapercibido. Por el contrario, se ha convertido en uno de los que más resistencia genera en un amplio sector de la hinchada verdolaga, que no termina de convencerse de su perfil para dirigir al equipo antioqueño.
La pregunta que surge es inevitable: ¿por qué tantos aficionados se muestran en contra de su posible designación?
En cuanto a experiencia, argumentos no le faltan. Guede ha dirigido una docena de equipos en Argentina, España, Arabia Saudita, México y Chile, siendo este último país donde mejores resultados obtuvo. Con Colo-Colo alcanzó la única liga de su carrera, en 2017, además de conquistar la Copa Chile (2016) y dos Supercopas (2017 y 2018). Su palmarés también incluye un título de Primera B Metropolitana con Nueva Chicago (2014) y una Supercopa Argentina con San Lorenzo (2015).
Sin embargo, las dudas aparecen cuando se analizan otros aspectos de su carrera. A pesar de haber saboreado el éxito en Chile, Guede protagonizó serios roces con referentes del vestuario, una situación que se repitió en diferentes clubes donde trabajó. Esa inestabilidad interna se refleja en un dato que preocupa: su promedio de permanencia en cada equipo es de apenas nueve meses.
Más allá de la gestión del camerino, la actualidad del entrenador argentino tampoco resulta alentadora. En su paso más reciente por Puebla de México, el balance fue pobre: un rendimiento del 20 por ciento que terminó por desgastar su crédito. Y si se revisan sus antecedentes inmediatos, la tendencia tampoco es la mejor: 47,5 % en Argentinos Juniors, 26,1 % en Málaga, 43,4 % en Necaxa, 32,3 % en Tijuana y solo un 65 % en Monarcas, su etapa más exitosa en México.
Estos números, sumados a los antecedentes de conflictos internos, son los que despiertan inquietud en la afición de Nacional. Para un club que vive bajo la exigencia de pelear siempre por títulos, la figura de Guede representa más dudas que certezas.
En conclusión, el debate está abierto: mientras algunos valoran su experiencia internacional y sus logros en Chile y Argentina, un sector mayoritario de la hinchada ve en su llegada un riesgo innecesario para un equipo que necesita estabilidad, resultados inmediatos y un liderazgo sólido desde el banquillo.