Con un partido amistoso en el que estuvieron jugadores que marcaron historia, el cuadro rojo festejó con su público este aniversario.
Parecía un espejismo, una ilusión óptica. El presente y la historia del DIM estaban palmo a palmo en los bajos de la tribuna occidental del estadio Atanasio Girardot.
Eran las 3:30 de la tarde del martes. En Medellín se sentía una brisa fresca. Algunas nubes grises taparon el fuerte rayo del sol, convirtiéndose en un presagio de la lluvia que caería más entrada la tarde.
Afuera de la puerta de ingreso a la tribuna techada del estadio estaban parados, haciendo una calle de honor para que pasaran los invitados, ocho miembros de la Murga del Indigente, la banda musical que acompaña a la Rexixtenxia Norte en los partidos del Poderoso de la montaña.
Ahí se escuchaban las canciones que produce la mezcla de los sonidos de los saxofones, redoblantes, trompetas y bombos. Mientras tocaban, los futbolistas del equipo profesional actual del Poderoso, que se veían atléticos, a punto físicamente, en condiciones óptimas para enfrentar los partidos de los cuadrangulares semifinales de la Liga Betplay-2, cruzaron la puerta de entrada al sector occidental entre los vítores de la gente.
Lo hicieron vestidos con la camiseta de presentación blanca que utilizan para los viajes. Algunos tenían jean. Otros pantalonetas. Unos más sudadera. La gente se asombraba cuando los veía pasar vestido de civil. Por eso les pedían fotos, autógrafos y videos de saludos a sus familiares.
Lo primero que se encontraron los ojos de los jugadores al ingresar a los bajos de la tribuna fue un stand en el que estaban expuestas las casacas clásicas: unas completamente rojas, otras azules, algunas blancas.
Un poco más a la izquierda, después de pasar la puerta de entrada a los camerinos, vieron expuestos algunos de los títulos que ha ganado el equipo en sus 110 años.
Un encuentro con la historia
Los directivos del DIM querían celebrar su aniversario por lo alto. Por eso trajeron invitados especiales. Ellos, que sabían que era una ocasión especial, llegaron con la mejor pinta. Había técnicos que marcaron una época en el Poderoso como Hernán Darío “El Bolillo” Gómez y Pedro Sarmiento, que fue el timonel del título de 2004 frente a Nacional.
También estaban jugadores que se metieron en el corazón de los hinchada y dejaron huella en la historia del equipo como Giovanni Hernández, Néyder Morantes, Óscar Pareja, Luis Fernando “El Mosco” Mosquera, Roberto Cortés, Breiner Castillo, entre otros.
Lo fantástico sucedió cuando el presente y la historia se encontraron. Jugadores como Miguel Monsalve, Luciano Pons, Andrés Felipe Ibargüen, Andrés Ricaurte, se acercaron a las viejas glorias para tomarse una foto. El que hizo las veces de puente entre las generaciones fue Felipe Pardo, que estuvo en el plantel campeón del 2009, por lo que compartió con varios de los jugadores clásicos, y es uno de los referentes del equipo actual.
Empezó el show
Siete de la noche. Atrás quedó la parte social de la celebración. Ya se había presentado la camiseta blanca, de franjas azules, con la que se conmemoró el siglo y dos lustros que cumplió el Medellín. También había caídos unas cuantas gotas de lluvia.
Igualmente, se habían dejado ver exfutbolistas como el delantero Jackson Martínez y Cristian Marrugo. En la boca del túnel del estadio estaban parados los niños de las escuelas de formación que fueron elegidos para entrar con las viejas glorias para el partido de celebración. Ellos pedían que saliera Germán Cano, el goleador histórico del equipo. La espera pareció eterna. Al fin salió cuando lo llamaron desde la cancha. Le entregaron la camiseta 14. El público, que entró desde las 6:30 p.m., coreó su nombre. Él lo agradeció con un par de aplausos.
Un par de minutos después, los jugadores de la plantilla actual entraron por el túnel. Se apagaron las luces del estadio. Sonó la canción “Grita el Pueblo Clamoroso” de Alfredo Gutiérrez. Luego empezaron a entrar las viejas glorias del equipo mientras las tribunas estallaban en aplausos.
Al final, la gente disfrutó del partido de “las estrellas vivas”. Todos le cantaron al unísono el cumpleaños al Poderoso.
